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Navidad

Navidad, tiempo de familia, también política

Por unos días seremos huéspedes de nuestras familias políticas, en muchos casos, o al menos conviviremos con ellos

No tiene nada de particular que te caiga antipático tal miembro de la familia de tu pareja, diríamos que incluso por ley de probabilidad es hasta normal o posible en todo caso.
No tiene nada de particular que te caiga antipático tal miembro de la familia de tu pareja, diríamos que incluso por ley de probabilidad es hasta normal o posible en todo caso.larazon

Tú has elegido a una persona para envejecer junto a ella, a una persona no a todo un clan. Y por eso no te gusta nada aquella frase de «cuando te casas con una persona te casas con toda su familia». Estos días son todo un desafío.

Ya estamos ahí, en unas horas desembarcaremos en casa ajena. Por unos días seremos huéspedes de nuestras familias políticas, en muchos casos, o al menos conviviremos con ellos. Tú has elegido a una persona para envejecer junto a ella, a una persona no a todo un clan. Y por eso no te gusta nada aquella frase de “cuando te casas con una persona te casas con toda su familia”. Piensas que no es verdad, que bastante desafiante es ya hacer que dos personalidades encajen como para hacerte encajar con todo un grupo familiar.

Y no te falta razón. Lo que pasa es que esas personas están en el corazón de tu pareja, y tú quieres tanto a tu cónyuge que por verlo/a feliz harás lo que haga falta.

Son muchas las parejas que tienen dificultades a la hora de relacionarse con su familia política.

Aunque quizás sorprenda en una España con un tejido familiar tan tupido. Y en parte es un poco por eso. Es quizás la otra cara de la moneda. Estamos en un país en el que la red de apoyo informal es fabulosa. Me refiero a la ayuda que nos prestan los padres suegros abuelos tíos... a las familias con hijos pequeños. Esta es la cara de la moneda. La cruz sería que en ocasiones la interferencia de nuestras familias de origen en el desarrollo de la vida de la joven pareja, es excesiva. Y esto no ocurre de manera anecdótica, yo atiendo en mi despacho a muchas parejas que sufren por esto.

Por esta razón, nos detendremos en algunas ideas que pueden ayudaren estos días en los que podemos sufrir sobredosis de familia política.

Respira hondo.

No tiene nada de particular que te caiga antipático tal miembro de la familia de tu pareja, diríamos que incluso por ley de probabilidad es hasta normal o posible en todo caso. Pero estamos en Navidad, queremos vivir esa fiesta en familia y tenemos muy claro que queremos pasarlo bien. Así que no te cargues por dentro, para el motor de tu cabeza pensando y recordando hechos pasados que no te ayudan nada. Y lánzate a la piscina. Piensa que son unos días, tu vida no está allí, y merece la pena que seáis felices en ese contexto.

Piensa sobre todo en él, en ella.

En Navidad queremos ser mejores. Queremos pensar en los demás, ser generosos, estar pendientes de las personas que lo pasan peor. Bien, pues para ti el objetivo número uno va a ser que tu marido o tu mujer en su caso, disfruten un montón de estas fiestas. Por eso vas a poner todo tu esfuerzo y toda tu cabeza y tu corazón en hacer lo que haga falta para que disfrute. No lo dudes será el mejor modo de que tu también disfrutes y evites tener en la cabeza esas ideas respecto a esa persona que tendrás cerca en estos días y que te incomoda. Resulta que esa persona está en el corazón de tu pareja y tu por su felicidad, la de tu pareja, vas a sonreír, vas a esforzarte por estar amable, vas a tener una grata conversación... Y tu pareja estará encantada de verte así. Y tú feliz de hacerlo/a feliz.

No pretendas ser un hijo más.

En casa de tus suegros el hijo es él, o ella, tus expectativas deben estar ajustadas a esa realidad. No pretendas ser un hijo más, ser tratado y recibido igual que lo será tu pareja, sentir que les importas tanto y que tu presencia pesa tanto como la de tu pareja que es su vástago. Porque no ocurrirá. Y será fuente constante de frustración. No pasa absolutamente nada, en realidad es lo natural. Así que ocupa tu lugar tranquilamente, suma en todo momento al buen ambiente, ya está. Después la vida continúa.

Pídele ayuda

Seguro que ya es consciente de que te supone un esfuerzo, pero hay que tener en cuenta que no siempre estamos igual ni siempre somos los mismos. Me refiero a estados de ánimo, nivel de energía, ETF y eso es algo que debes contar. Cómo afrontas esas reuniones, cómo estás de humor, lo que sea. Le pides ayuda, le dices incluso expresamente, que demuestre más cariño, más cercanía en esas circunstancias porque así te resultará todo más fácil.

Haz que sea una oportunidad y no una amenaza

Para vosotros dos como pareja me refiero. Seguís siendo familia nuclear y por lo tanto tenéis que seguir teniendo espacios para vosotros dos solos, y para vosotros dos más vuestros hijos si los tenéis. La cercanía de multitud de manos dispuestas a atender a vuestros hijos os pondrán en bandeja una escapada a dar una vuelta, a tomar algo o ¿por qué no? una cena. Así convertimos lo que podía ser una amenaza en una bien aprovechada oportunidad.

Al final como en casi todo en la vida, depende de la mirada. Si miramos con horror y temor acabaremos horrorizados de nuestras vacaciones navideñas. Pero si de verdad nos empeñamos en que el de al lado lo pase bien, tenemos garantizado que aquello irá sobre ruedas. Si nos esforzamos en pasar por alto cuestiones que nos incomoden veremos como todas esas listas de agravios se vuelven más ligeras, de menos peso. Si en definitiva lo convertimos en una demostración de generosidad y de amor hacia el otro, los dos habréis ganado muchísimo estas navidades. ¡Que no se os escapen!

Nacho Tornel es experto en relaciones de pareja y acaba de sacar la segunda edición de su libro Enparejarte (Editorial Planeta)