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Reducción mamaria: una cuestión estética y de salud

Si los pechos de la paciente son muy grandes le pueden producir problemas de espalda, cuello y hombros, desviación de columna y dermatitis.

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Lo más aconsejable es realizar este tipo de cirugías después de satisfacer la reproducción si se desea amamantar a los hijos, ya que esta intervención puede dificultar la lactancia natural.

Se suele hablar más habitualmente de las cirugías vinculadas al aumento del tamaño de las mamas puesto que es una de las operaciones más demandadas, sin embargo, poco se escucha del procedimiento contrario, la mamoplastia de reducción. Se trata de una intervención que puede tener una doble implicación en la paciente, ya que por un lado, tiene una vertiente física, que se produce cuando la persona sufre por el peso excesivo de sus mamas, y por otro, tiene un lado estético, es decir, cuando la paciente quiere mejorar su apariencia aunque no tenga problemas físicos.

Generalmente, las mujeres que se someten a este tipo de intervención lo hacen por la unión de ambos. Si los pechos de la paciente son muy grandes le pueden producir problemas de espalda, cuello y hombros, desviación de columna y dermatitis. Las mujeres que sufren estas consecuencias tendrán un tamaño excesivo de pecho que se podrá ver a simple vista, lo que suele producir problemas a nivel psicológico como la dificultad para relacionarse o la baja autoestima.

En líneas generales existen dos técnicas para realizar una mamoplastia de reducción: la reducción con cicatriz vertical y la reducción con cicatriz en T invertida. Aunque cada caso debe valorarse de forma individual, en líneas generales se puede decir que la T invertida está indicada para aquellas pacientes que desean reducir bastante el tamaño de sus mamas. Cuando la reducción deseada es menor, puede aplicarse una reducción con cicatriz vertical. En ambos casos, la principal dificultad a la que se enfrenta el cirujano es mantener la simetrización entre ambas mamas al reducirlas.

La mamoplastia de reducción es una operación que puede hacerse desde el inicio del desarrollo, o siempre que exista la posibilidad de comenzar a tener el problema de hipertrofia mamaria. En este punto, es importante valorar que lo más aconsejable es realizar este tipo de cirugías después de satisfacer la reproducción si se desea amamantar a los hijos, ya que esta intervención puede dificultar la lactancia natural.

Aunque es habitual realizar esta operación con anestesia general por su duración (entre dos y tres horas), la recuperación de las pacientes suele ser rápida, pudiendo volver a la actividad normal una semana después de la cirugía. En cuanto a los cuidados posteriores, es importante realizar las revisiones establecidas con el cirujano como en cualquier otra intervención. Además, deberán tenerse en consideración los chequeos de detección de cáncer recomendados con el médico especialista.

Las cicatrices tras la operación son grandes y permanentes, el cirujano las intentará hacer lo más pequeñas posible y en sitios estratégicos para poder llevar escotes bajos y traje de baño. Estas se irán disimulando con el tiempo hasta convertirse en líneas más finas y blancas. Cuando las cicatrices estén completamente cerradas se debe aplicar habitualmente crema hidratante y aceite de rosa mosqueta para proporcionar al tejido elasticidad y facilitar la cicatrización.

Samuel Ramón Rivera

Cirujano plástico, reconstructivo y estético en Clínicas Dorsia y adjunto del servicio de cirugía plástica y reconstructiva en el Hospital Regional de Málaga.