Actualidad

España

Ser maruja, nuevo delito en el régimen del pensamiento único

Hoy vengo a hablarles de la maruja proscrita o fuera de la Ley: la madre amantísima de sus hijos, la nueva personalidad prohibida en el régimen castrista, perdón castrador, que vivimos.

Ser maruja, nuevo delito en el régimen del pensamiento único
Ser maruja, nuevo delito en el régimen del pensamiento únicolarazon

No llegará el verano hasta que no lo autorice El Corte Inglés, ese vórtice embriagador donde nada malo le puede suceder a uno, el oasis de todos nuestros veranos asfixiantes ¿nunca se han detenido a respirar en la puerta, a la fresca de sus poderosos aires acondicionados?

Hoy vengo a hablarles de la maruja proscrita o fuera de la Ley: la madre amantísima de sus hijos, la nueva personalidad prohibida en el régimen castrista, perdón castrador, que vivimos. No llegará el verano hasta que no lo autorice El Corte Inglés, ese vórtice embriagador donde nada malo le puede suceder a uno, el oasis de todos nuestros veranos asfixiantes ¿nunca se han detenido a respirar en la puerta, a la fresca de sus poderosos aires acondicionados?

El Corte Inglés ha sido a nuestras ciudades más que las catedrales, una verdadera religión para el español medio; en las provincias se establecía una jerarquía etérea entre las que albergaban o no su propio Corte Inglés, la verdadera Revolución Industrial.

Sin embargo, las cosas cambian, la España laica en que vivimos ha sucumbido, se rinde, transige, ha periclitado y al Corte Inglés le ponen multas. Amigos míos, si al Corte Inglés le ponen multas, España ha dejado de ser España. En efecto, este severísimo templo a la indignación que hemos construido en las urnas ha abierto un expediente sancionador capitaneado por los socialistas y Compromís al Corte Inglés por su presunta vulneración de las leyes referentes a la igualdad con motivo del Día de una Madre: "97% entregada, 3% egoísmo, 0% quejas ". Le acusan sobre todo de “estereotipar” a las señoras.

Incluso la organización de consumidores Facua ha interpuesto su propia queja (porque la campaña de El Corte inglés podría estereotipar a las mujeres en el rol de quejarse poco) ante laDirección General de Comercio y Consumo de Madridy lamenta que El Corte Inglés "caiga en el estereotipo fácil y rancio". (¿Acaso hay estereotipos difíciles? Me aterran las manos en las que hemos dejado nuestro destino...) El Consell valenciano considera que el tipo de contenido publicitario de la campaña podría ser considerado una infracción administrativa, con sanciones que oscilan entre los 3.000 y los 15.000 euros. El secretario autonómico de Inclusión e Igualdad, Alberto Ibáñez, se queja de que “fomenta un estereotipo que resigna a las mujeres a cumplir con su papel de 'buena madre'”.

Un inciso, aunque le hemos entendido, qué mal se expresa este chico, como para andar juzgando campañas y matices léxico/ semánticos, significados y significantes... Resignar(se) es verbo reflexivo y se refiere a la acción de un sujeto sobre sí mismo.

El Corte Inglés, por su parte, asegura que con la campaña ha querido rendir "homenaje a las madres por su papel clave en la sociedad"y considera que no da una visión "estereotipada". Pero analicemos amigos, hagámoslo con objetividad y humor, en esta mi columna donde no cabe la rabia ni los prejuicios pero sí toda la comprensión hacia las inconveniencias y salidas de tiesto propias y ajenas. Veamos, ¿está prohibido estereotipar en cualquier caso? ¿Cuál es el delito técnicamente?

Estereotipar es generalizar, generalizar “en general” es malo y está mal visto, sin embargo, para sacar alguna conclusión en este mundo cruel es necesario, diría más: obligatorio. Estereotipar es describir grosso modo una determinada circunstancia, lo cual no es lo mismo que mentir, ni que ofender, ni denigrar, ni cosificar.

Si el delito no reside en el “estereotipar” sino en el concepto “devoción a la familia” y “entrega altruista de tu tiempo a los tuyos”, aun lo entiendo menos. El anuncio de El Corte Inglés representa una mujer que existe, vaya que si existe, y con la que gran parte de la sociedad española se siente identificada, al menos de manera aspiracional.

Por supuesto, pocas mujeres encajarán en ese “0% quejas”, pero para muchas, la abnegación, la renuncia y la dedicación a la familia incluso en un 100% constituyen un ideal, una ilusión, un estado hermoso al que aproximarse que merece todo nuestro respeto, además de su correspondiente cuota de Libertad de Expresión.

¿Se lo vamos a discutir? Puede... pero queridos, ¿se lo vamos a impedir formalmente, legalmente?

Sí, habemos muchas mujeres que no nos sometemos al 97%, ni lo hacemos, ni queremos hacerlo, ni podemos, ni creemos que debamos consagrarnos de esa fórmula de antaño. Muchas preferimos otro estilo de vida; o nos tira mucho lo profesional o simplemente, no nos hacen gracia las cuatro paredes de casa, ni los niños (ni la familia). ¡Perfecto! Vivimos en una sociedad abierta, tolerante, heterogénea, respetuosa, flexible... al menos hasta hace poco.

Personalmente el anuncio me pareció irritante por cursi pero infinitamente más cursi aún me parece vetarlo. Cursi y talibanista. Prohibir el anuncio de El Corte Inglés, es decirles a la cara a muchos miles de mujeres que su personalidad está prohibida. ¡Ahí es nada!

Cómo decirlo: ¿Ser maruja va a constituir conducta criminal?

Con exquisita deferencia: No me jodan. Que yo me entere bien: si una no es como Irene Montero y sus adláteres, ¿tendrá que circular clandestinamente por la nueva España? (suerte hemos tenido que nuestro país termine por la letra “a”).

Tomando un baño con mi abogado y departiendo amigablemente, me comenta que esta polémica le recuerda vagamente al derecho

penal de autor de los nazis. En aquel momento, uno era delincuente no por sus actos sino “por lo que era”. No por robar o matar, sino por ser judío...

No importa lo que hagan, no hablamos de marujas asesinas, que nos corran a escobazos a las feministas sino de sacrificadas “amas de casa”... pero ofenden, perturban en el régimen del pensamiento obligatorio porque no pertenecen a la especie correcta, la de los inmaculados e inmaculadas.

PD. A ninguna persona que yo conozca o intuya, hombre o mujer, padre o madre (e incluso hijo) le vendría nada mal reflexionar en torno a la idea de reducir el porcentaje de egoísmo, quejas e ingratitud y poner un poco más en estoicismo, paciencia y desprendimiento.