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Si entrenas, no tomes alcohol

Tanto si eres un deportista de rendimiento como una persona que busca mejorar su salud con la actividad física, debes tener en cuenta que el consumo de alcohol te aleja de tus objetivos

Si entrenas, no tomes alcohol
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Tanto si eres un deportista de rendimiento como una persona que busca mejorar su salud con la actividad física, debes tener en cuenta que el consumo de alcohol te aleja de tus objetivos.

Tanto si eres un deportista de rendimiento como una persona que busca mejorar su salud con la actividad física, debes tener en cuenta que el consumo de alcohol te aleja de tus objetivos. Los entrenadores de Zagros Sports, nos lo cuentan:

El Alcohol nos deshidrata. El alcohol tiene un efecto diurético, lo que significa que tus riñones van a producir más orina. Si a este efecto diurético le sumamos la deshidratación propia del ejercicio, nos encontraremos con una bajada en el rendimiento. Cómo poco tendremos que estar constantemente hidratados, pero incluso así, el aumento de la carga de orina va a producir una mayor pérdida de minerales difícilmente recuperable durante el ejercicio.

El alcohol interfiere la forma en que nuestro obtiene la energía. El alcohol se descompone en el hígado, y es también en el hígado donde obtenemos gran parte del glucógeno necesario para la actividad física. Pues bien, cuando el hígado esta trabajando en la descomposición del alcohol, el resto de sus funciones son secundarias, lo que afectará al suministro de glucógeno. De esta forma, al no disponer de esta energía, la fatiga aparecerá antes y hará mucho más duro, y menos efectivo, el entrenamiento.

El Alcohol Ralentiza nuestro sistema nervioso causando una sensación de relajación. La destreza motora, la capacidad de reacción, la velocidad de movimientos, el equilibrio, ... se verán reducidos alejándonos de una buena ejecución.

La aparición de la fatiga se acelera. Durante el ejercicio, se produce ácido láctico, más a mayor intensidad del mismo. Cuando la concentración de ácido láctico es muy elevada, no podemos continuar con el ejercicio. Si entrenas después de beber alcohol, el hígado estará trabajando en eliminar todos los tóxicos derivados del alcohol, lo que reducirá su trabajo en el aclarado de ácido láctico.

Beber alcohol justo después de entrenar no es aconsejable debido al efecto diurético del que hemos hablado antes. Si no estás correctamente rehidratado, el alcohol solo contribuirá a eliminar más minerales de tu cuerpo.

El alcohol es muy elevado en calorías y reduce la quema de grasa: 7 kcal/gr, casi tanto como la grasa. Además, al considerar el cuerpo el alcohol como una tóxina, metabolizará este siempre antes que cualquier otra sustancia, lo que dificultará la utilización de las grasas.

El alcohol provoca un lento desarrollo muscular por una alteración de los patrones de sueño. Debemos tener en cuenta que la horma de crecimiento (GH), necesaria para el crecimiento muscular, se libera durante el sueño profundo. Si el sueño se ve alterado por el alcohol, podría conducir a un lento desarrollo muscular.

El Alcohol perjudica la recuperación de lesiones. El alcohol se difunde por todos los tejidos y partes del cuerpo, con un efecto inflamatorio debido a la toxicidad del mismo, lo que puede provocar más inflamación y sangrado en las lesiones que tengamos.