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Cantabria

Si tienes gemelos, eres un poco «casquivana»... y otras teorías de la Edad Media

El pediatra y neonatólogo José María Lloreda publica un libro plagado de hilarantes anécdotas sobre partos

Si tienes gemelos, eres un poco «casquivana»... y otras teorías de la Edad Media
Si tienes gemelos, eres un poco «casquivana»... y otras teorías de la Edad Medialarazon

El pediatra y neonatólogo, José María Lloreda, publica un libro lleno de divertidas anécdotas de la historia sobre los embarazos, partos y lactancia.

Supe de la existencia de este libro en un hilo de facebook donde varias mujeres, matronas algunas, le echaban la bronca al autor del mismo con unas palabras no demasiado amables, rozando la grosería y llenas de falta de respeto y sobre todo (yo creo) faltas de razón.

¿Por qué? Porque, le recriminaban, el título del libro, “Lo que no nadie te contó sobre la maternidad, el parto y la lactancia”, lleva como subtítulo: “Historias curiosas, increíbles, disparatadas pero ciertas (...) que jamás te lo habrán contado ni tu ginecólogo ni tu pediatra”. Y como no se le ha ocurrido al bueno del autor, José María Lloreda, ni a la editorial, Arcopress, poner la palabra MA-TRO-NA, pues ¿para qué quieres más? Ya tenemos hecho el lío. Bueno, algo lógico si tenemos en cuenta que vivimos en la época en la que todos los colectivos se ofenden por algo.

Ciertamente las matronas son básicas, imprescindibles diría yo, en cualquier parto. Pero este libro no habla de partos, no habla de lactancias, no habla de embarazos, al menos no de manera científica. Habla de anécdotas curiosas a lo largo de la historia y sobre todo habla desde el sarcasmo, la ironía y el buen humor. Algo que caracteriza a su autor en su blog Mi reino por un caballo. ¡Se enfadaron tanto que lo llamaron machista, patriarcal, machirulo”, de todo he leído en diversos foros.

Se equivocaron (opinión), pues, en las formas pero también en el fondo ya que, en primer lugar el libro lo podría haber escrito cualquiera, de cualquier profesión, con conocimientos de historia. Y, segundo, en el supuesto caso de que el libro tratase de verdad de embarazos, partos y lactancias, el médico, neonatólogo de profesión, tiene el derecho del mundo a escribirlo. ¡Solo faltaría! Es más, tiene todo el derecho del mundo a no citar a las matronas si no quiere, especialmente en la portada donde hay menos espacio. Y que estas profesionales tan maravillosas no se enfaden, por favor.

El caso es que la polémica me sirvió para fijarme en el libro y leerlo.

Si tienes gemelos es porque eres un poco casquivana (y otras teorías del nacimiento en la Edad Media)

En la Edad Media y Moderna se creía, de forma popular, que cuando una mujer tenía más de un bebé por parto es que era un poco casquivana. Es decir, ¿tienes gemelos?: has tenido relaciones con más de un hombre. Ése era el concepto antiguo. En este contexto, el récord lo tiene una señora que tuvo 365 bebés de una tacada. Un parto en condiciones, lo demás son tonterías.

Esta marca histórica, cuenta el libro, sucedió el Viernes Santo de 1278. Margarita de Hennenberg, que tenía 42 años (madre añosa ahora, madre milagro en el XIII), trajo al mundo 365 bebés en un solo acto. No se sabe si antes había tenido otras camadas. Las matronas se daban el relevo y tenían que ingresarse a sí mismas por agotamiento. Como el parto fue paritario fueron 182 niños y 182 niñas, y como quedaba un bebé, ese fue una hermafrodita. Ni pa ti ni pa mí.

El origen del colecho (los padres flojos y vagos)

Teorías científicas aparte que el autor da por buenas (apego y lactancia básicamente) en el libro se narra la siguiente anécdota: La covada (de couvade, “incubar”, en francés) era una práctica que aún se recogía en zonas del norte de España (especialmente en Cantabria y León), pero también en otras alejadas como Mallorca incluso hasta inicios del siglo XX. Consistía en que después del parto, el padre se metía en la cama y era él el que recibía las atenciones, mientras la madre se incorporaba a sus quehaceres habituales sin mucha demora. Un primor.

Lo mejor de todo es que el marido simulaba los dolores del postparto y tenía algunos de los síntomas habituales.

¿Por qué se hacía esto? Hay muchas teorías. Algunos creen que era un rito de reconocimiento de la paternidad de cara a la sociedad. Me acuesto en la cama con el niño y eso quiere decir que confirmo que es mío. Siempre con lo mismo, oiga. Otros autores creen que fue una forma de reforzar el papel del padre en el núcleo familiar, dentro de sociedades matriarcales (sí, es raro, pero han existido). Algunos estudiosos creen que además de afianzar este papel del padre en la creación de un hijo, tenía un componente mágico en el que el padre, a través del sudor que le transmitía al niño al estar a su lado en la cama, le pasaba parte de sus características, compartiendo de algún modo la herencia que la madre le daba al retoño.

También se ha defendido la idea de que el padre sustituía a la madre para evitar los problemas posteriores al parto, y que acarreaban una mortalidad materna que ahora es casi imposible imaginar; una forma de burlar a la muerte si esta venía a la cama a buscar a la madre.

No les destripo más el libro. Solo les hago una recomendación: si se quieren reír, cómprenlo. Aquí.