Pediatría

Sólo uno de cada 3 adultos se fija en las etiquetas de los alimentos que compra

Una encuesta pone de manifiesto que los padres españoles aún tienen mucho que aprender sobre los aditivos en los alimentos y sobre la influencia del entorno cotidiano en la salud

Sólo uno de cada 3 adultos se fija en las etiquetas de los alimentos que compra
Sólo uno de cada 3 adultos se fija en las etiquetas de los alimentos que compralarazon

El 86% de los niños españoles afirma acompañar con relativa frecuencia a sus padres a hacer la compra, por lo que nadie mejor que ellos puede evaluar el grado de concienciación de los adultos respecto a los aditivos y otros tóxicos ambientales.

Quien tiene hijos sabe que los pequeños de la casa pueden llegar a ser los jueces más estrictos e incluso la voz de la conciencia de los adultos en muchas ocasiones. Según los pequeños (y no tan pequeños) , únicamente un 36% de los padres lee siempre o casi siempre las etiquetas de los alimentos a la hora de hacer la compra, pero el suspenso no es generalizado, porque otro 32% de los niños relata que sus padres sí las leen aunque “solo a veces”, mientras que el 16% dice que no las lee “casi nunca”. Estos son algunos de los resultados de una encuesta realizada entre alumnos de Primaria, Secundaria, Bachillerato y FP por los educadores de Salud Ambiental en la Escuela, una iniciativa de la Fundación Vivo Sano para concienciar desde las aulas a los adultos del mañana sobre los tóxicos ambientales más presentes en el entorno cotidiano y para enseñarles cómo protegerse de ellos y minimizar sus posibles efectos en la salud.

La encuesta se realizó entre los meses de marzo y junio de este año a un total de 540 alumnos de los talleres educativos que realiza la campaña Salud Ambiental en la Escuela cada curso en colegios e institutos de toda España. Desde que echó a andar en 2014, Salud Ambiental en la Escuela ya ha formado a más de 44.500 escolares de 287 centros educativos de distintas comunidades autónomas. En estos talleres, de carácter eminentemente práctico y lúdico, los alumnos aprenden de dónde proceden los alimentos que ingerimos, cuáles pueden contener residuos de pesticidas, qué aditivos pueden encontrarse en su composición, sobre todo en el caso de los ultraprocesados, cómo leer una etiqueta de cualquier producto y, en general, cómo localizar posibles sustancias tóxicas en productos de uso habitual, no solo en alimentos sino también en champús, geles, perfumes, ambientadores o productos de limpieza, y qué alternativas son más saludables.

De los 540 alumnos encuestados por Salud Ambiental en la Escuela, el 86% afirmó acompañar a sus padres a hacer la compra con una cierta frecuencia, variable entre el 40% de los niños que referían ir “casi siempre” y el 46% que afirmaba ir “a veces”. De esta forma, los hijos pueden ser considerados una fuente de información informal pero fiable sobre los hábitos de consumo de las familias. Y lo que se desprende de lo que cuentan es que sí existe una cierta concienciación entre los adultos sobre lo saludables o no que pueden ser los alimentos. El 57% de los alumnos cuentan que a sus padres les preocupa más que el alimento que compran sea saludable frente al precio, mientras que el 16% de los encuestados afirma que sus padres eligen más en función del precio.

Respecto a la influencia de la publicidad en las decisiones de compra de productos alimentarios y la credibilidad que otorgan los padres a los mensajes de las marcas, poco más del 6% de los alumnos reconocía que sus padres suelen decantarse por los productos anunciados en televisión, mientras que el 46% decía que sus padres decidían lo que a ellos les parecía más conveniente. Otro dato destacable es que la mitad de los niños encuestados creen que sus padres evitan los aditivos en los productos alimentarios, mientras que un llamativo 10% dice que cree que sus padres no saben lo que son.

Bollería y refrescos

Sin embargo, esta preocupación que parecen tener los padres sobre los alimentos saludables y su composición no parece ser generalizada, a tenor de los datos obtenidos cuando se pregunta a los niños de forma más concreta qué suelen comer. Mientras que 61% dicen que toman galletas y bollería solo 1 o 2 veces por semana, aún hay un 25% que dicen que los toman de 3 5 veces por semana, y un 11% todos o casi todos los días. Y mientras que el 55% afirman que solo toman refrescos o batidos 1 o 2 veces por semana o menos, todavía hay un 28% que reconoce tomarlos de 3 a 5 veces por semana y un 14% todos los días.

Según la coordinadora de la campaña Salud Ambiental en la Escuela, Nuria Millán, “evidentemente no hemos intentado hacer una encuesta con ánimo científico, ni mucho menos, pero estos datos recabados de forma informal en el aula sí nos sirven para pulsar las actitudes de las familias respecto a los contaminantes ambientales y su grado de concienciación. Y lo que hemos constatado, una vez más, es que muchas veces son los propios niños los que aprenden algo en el aula y luego trasladan los mensajes a sus padres, ayudándoles a concienciarse”. Más del 86% de los alumnos encuestados dijeron que era importante compartir con sus padres lo que aprendían en el aula sobre aditivos alimentarios, alimentos ultraprocesados y dieta saludable.

Salud Ambiental en la Escuela tiene previsto llegar este año a unos 15.000 alumnos más en distintos lugares de España para darles a conocer la relación causa-efecto que existe entre medio ambiente y salud, una relación que tanto la Unión Europea como la Organización Mundial de la Salud recomiendan divulgar entre la población. En este sentido, y ante la ausencia de iniciativas públicas de gran alcance en nuestro país, la Fundación Vivo Sano trata de dar respuesta a dicho llamamiento de organismos internacionales a través de Salud Ambiental en la Escuela, una acción específica dirigida a centros educativos con la que consigue llegar simultáneamente no solo a los alumnos sino también, a través de ellos, al profesorado y las familias, es decir, a toda la sociedad.