Acoso escolar

Tenemos que cambiar a nuestro hijo de colegio y se nos presenta la situación como algo dramático

A veces los hijos no se adaptan a los colegios que hemos pensado para ellos. Cuando tomamos la decisión de cambiarlos, muchas veces nos encontramos con que no es nada sencillo

Tenemos que cambiar a nuestro hijo de colegio y se nos presenta la situación como algo dramático
Tenemos que cambiar a nuestro hijo de colegio y se nos presenta la situación como algo dramáticolarazon

Tener que cambiar de centro escolar puede suponer una fuente de estrés en el seno familiar ya que de algún modo pueden verse afectados todos los miembros en este proceso.

Tener que cambiar de centro escolar puede suponer una fuente de estrés en el seno familiar ya que de algún modo pueden verse afectados todos los miembros en este proceso. Lara Garrido, psicóloga de Grupo Laberinto, nos aporta las claves sobre cómo afrontar como padres las dificultades que ello conlleva.

Los motivos para el cambio:

La manera de proceder como padres ante esta situación dependerá entre otros factores de los motivos por los que el centro escolar recomiende el cambio de centro del menor y es algo que debemos estudiar detenidamente.

1. Problemas de relación con compañeros:

El acoso escolar supone una situación muy delicada que puede generar ansiedad, bajo rendimiento escolar, depresión...

Todos los centros escolares cuentan con un protocolo de actuación ante casos de acoso escolar, así como con un Plan de Convivencia. Es, por tanto, obligación del centro educativo tomar ciertas medidas para evitar y abordar los casos de acoso escolar. No obstante, podemos encontrarnos ante situaciones en las que el colegio minimice la situación de acoso, que las medidas tomadas no hayan logrado el resultado esperado, o que el niño se encuentre tan dañado emocionalmente que los padres deseen que la situación termine cuanto antes.

El cambio de colegio debería ser la última solución, agotando las anteriores opciones y es recomendable acompañarla con apoyo de un psicólogo que ayude al menor a gestionar sus emociones. El bienestar emocional del niño debe estar siempre por encima de los posibles inconvenientes que pueda ocasionar un cambio de centro.

2. Necesidades Específicas de Apoyo educativo:

La propuesta de cambio puede deberse a que nuestro hijo presente unas necesidades educativas específicas que desde el centro no se puedan abordar. La tendencia educativa actual se dirige cada vez más hacia la cultura de escuela inclusiva. No obstante no siempre se consigue este propósito.

Los centros educativos ordinarios cuentan con un Plan de Atención a la Diversidad para ajustarse a las necesidades educativas de cada alumno. Sin embargo, bien por razones de ratio o falta de recursos, muchos centros no cuentan con las figuras educativas necesarias para ello.

Por otra parte, se dispone de centros preferentes para alumnado con altas capacidades, discapacidad motora, auditiva o trastornos de espectro autista. Son centros ordinarios que cuentan con recursos especializados que garantizan la igualdad de oportunidades educativas.

Los centros de educación especial, por su parte, son sólo recomendables cuando las dificultades del menor sean tan severas que necesita apoyos intensivos y especializados durante toda la jornada escolar. Dichos centros cuentan con instalaciones y personal mucho más especializados. Sin embargo, muchos profesionales del sector rechazan este tipo de escolarización al considerar que implica segregación.

De este modo, siempre que sea posible, es preferible ante las dificultades de aprendizaje que el alumno curse su educación en un centro educativo ordinario que le proporcione las medidas educativas especiales que necesite.

No debemos olvidar que la escuela, además de como agente educativo, debe entenderse como agente socializador, a través del cual integrar al alumno en su comunidad.

2. Cómo ayudar al niño a afrontar el cambio desde el apego.

Ya sea en adultos o niños, los cambios siempre conllevan sentimientos de incertidumbre, así como la aparición de miedos sobre nuestra capacidad de adaptarnos a la nueva situación.

Es en este punto en el que adquiere un papel fundamental el vínculo de apego establecido con nuestro hijo. A través del apego seguro, podremos ofrecerle la confianza y seguridad que necesita para afrontar la nueva situación, adaptarse a los cambios y asimilarlos.

Desde una relación de apego seguro podemos facilitar el proceso de cambio de centro a través de las siguientes pautas:

-Explicar al niño las razones del cambio e involucrarle en la medida de lo posible en la selección del nuevo centro. El primer paso será comunicar al niño la decisión, aportarle información sobre el cambio y explicarle los motivos por los cuales este es necesario. Esto le permitirá anticiparse y tomar conciencia sobre lo que va a suceder.

Es recomendable hacer partícipe al niño del proceso de cambio, e involucrarle en la búsqueda de colegio para favorecer la percepción de control de la situación.

-Establecer una buena comunicación padres-hijos: Para que un niño aprenda a autorregularse necesita una figura de apego sensible a sus necesidades y estados emocionales, que sepa leer su necesidad y cubrirla cuando aparece.

Es fundamental ofrecerle atención y mostrarnos disponibles para expresar sus miedos y emociones para que sepa que puede contar con nosotros en todo momento.

- Darle tiempo y espacio para adaptarse a la nueva situación: Debemos ofrecer al niño la libertad y confianza para explorar el entorno de forma segura, sabiendo que nosotros como cuidadores, vigilamos y disfrutamos de su experiencia. Con ello, reforzamos su autoestima, su seguridad y favorecemos su adaptación, dotándole de confianza para afrontar lo nuevo.

-Ayudarlo a ver el cambio como una oportunidad: como padres somos el espejo en que nuestros hijos se miran. El cambio debe ser asumido de manera positiva como una oportunidad de crecimiento.

Cambiar a los hermanos de colegio:

A las dificultades ya mencionadas, se suma la decisión de cómo proceder con los demás hijos. En esta situación hay varios aspectos a considerar:

- Los recursos de que dispone la familia: hasta qué punto es viable mantener a los hermanos estudiando en centros diferentes, analizando si se dispone de los recursos personales, temporales, económicos y de desplazamiento necesarios.

- La edad de los hijos: es un factor clave en el proceso ya que cuanto mayor sea el niño más complicada se torna la adaptación al cambio. Es recomendable que el cambio se produzca antes de comenzar la adolescencia, puesto que a partir de esta etapa, la situación de dejar a los amigos y hacerlos nuevos será más difícil de asumir.

- La motivación al cambio:dependiendo de las características personales, algunos niños lo percibirán como una amenaza a su rutina y sus relaciones sociales, mientras que otros pueden vivirlo como una oportunidad para tener nuevas experiencias.

Será fundamental tener en cuenta su opinión en nuestra decisión. De no hacerlo, corremos el riesgo de perjudicar a uno de nuestros hijos al intentar ayudar a otro, con las consecuentes fricciones familiares que ello puede generar.

En conclusión, se trata de que, tanto desde la escuela como desde la familia, trabajemos para proporcionar al niño los elementos necesarios que le permitan alcanzar el máximo desarrollo de sus capacidades a nivel académico, así como lograr un desarrollo personal y social satisfactorio.