El segundo portero del Osasuna protagonizó ayer la actuación más memorable de su carrera en el Wanda. A pesar de que acabó encajando dos goles en la segunda mitad, de Morata y Saúl, en la primera frenó los constantes ofensivas rojiblancas, casi monopolizadas por Joao Félix, que jugó uno de sus mejores partidos con el Atlético. A Sergio Herrera sólo se le escaparon dos de los19 remates que recibió.

Sergio reconocía un sabor agridulce después del partido: «Es uno de mis mejores partidos, pero me voy dolido por la derrota. Individualmente intento aportar, pero lo importante es lo colectivo y ahí nos vamos con un cero». También aclaró encontrarse recuperado de la lesión de la que regresaba y que acusa cada vez menos el tiempo sin competir: «He ido creciendo. El físico se coge jugando y con experiencia, y estoy tratando de ponerme bien cada día».

Aunque el guardameta burgalés, de 26 años, mostró ayer un buen estado de forma, dando una exhibición de reflejos, agilidad y estiradas imposibles, Arrasate no le ha dado continuidad. Herrera disfrutó ayer de su segunda titularidad de la temporada, que además significó su reaparición de una breve lesión que le mantuvo parado las dos jornadas anteriores. Este inoportuno percance coincide con la dolencia que arrastra Rubén, quien hasta ahora es el portero de Arrasate. Rubén sufría hace semanas un esguince de grado II que le mantendrá lejos de la portería por lo que resta de 2019. Durante esas dos jornadas el técnico vasco tuvo que apostar forzosamente por Juan Pérez. El tercer portero encajó tres goles entre el empate ante el Sevilla (1-1) y la victoria frente al Espanyol por 2-4. En conjunto, el Osasuna lleva 20 goles recibidos en 17 jornadas. Son décimos.

Sergio Herrera vive su primera temporada en la Liga Santander tras curtirse en Segunda B con Alavés, Laudio y Huesca y brillar en Segunda con el Huesca para firmar por los navarros en 2017, con los que ascendió el año pasado.