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Así es el pueblo de Galicia que National Geographic compara con una de las regiones más espectaculares de Italia

En este pedacito de tierra junto al mar las casas de colores trepan por la ladera mientras que las barcas susurran leyendas al atardecer

Puerto de O Barqueiro.
Puerto de O Barqueiro. Turismo de Mañon

O Barqueiro se despliega como un lienzo de colores vivos sobre el Cantábrico. Decenas de casas encaladas y pintadas trepan por la ladera como en un anfiteatro, siempre mirando hacia el mar que abraza la infinita tranquilidad de su pequeño puerto. Una estampa de casitas apiñadas sobre la ría que “evoca la postal italiana de Cinque Terre”, aunque aquí sean los acantilados atlánticos y no el Mediterráneo los que la bañan.

No en vano, es la revista National Geographic la que habla de O Barqueiro como el “Cinque Terre de Galicia”. Allí, cada tarde las fachadas adquieren un suave brillo dorado al ponerse el sol, y las gaviotas dibujan puntos blancos sobre el cielo azul mitigado por las nubes. El murmullo del Sor, un riachuelo salmonero que termina aquí, se mezcla con las voces de los pescadores y el olor a salitre, creando una atmósfera envolvente.

Un pueblo de barqueros y puentes

La historia de O Barqueiro está ligada a la de una barca. De hecho, su nombre procede del antiguo oficio de los barqueiros, aquellos marineros que durante siglos cruzaban la ría con pasaje o carga antes de que existiera puente alguno.

Cada día, barcos repletos de pescado y marisco fresco vuelven de faenar, manteniendo viva el alma marinera del pueblo. Desde el siglo XVIII el puerto abasteció a las aldeas vecinas, y hoy la pesca sigue siendo el sustento principal de muchos vecinos.

En 1901 se inauguró el primer puente metálico que unió las orillas, obra ideada por Juan Fernández Latorre y que cambió para siempre la rutina de los barqueros. Siglos atrás, en estas tierras hubo influencias fenicias y romanas, y el propio puerto cercano de Bares fue fundado por los vikingos.

Pero en O Barqueiro lo que triunfa es la sencillez de la vida local: las redes tendidas al sol, los niños jugando entre barcas, la cocción del percebe en las orillas y el rumor de las voces en la lonja, todo ello con el murmullo del Cantábrico de fondo.

Un lugar donde se abrazan dos mares

Porque más allá del pueblo, a escasos kilómetros nace Estaca de Bares, el punto más septentrional de la Península Ibérica, donde el Atlántico y el Cantábrico se abrazan.

Estaca de Bares.
Estaca de Bares. Turismo de Galicia

En ese marco se desarrolla la ría de O Barqueiro, una de las más pequeñas de Galicia, pero también de las que más llaman la atención: sus aguas turquesas reflejan la luz del cielo y bañan playas de arena fina (como Caolín, Fabriquín, Arealonga) y calas escondidas entre bosque de pinos y carballos.

Cómo llegar a O Barqueiro

En coche: se accede por la Autovía del Cantábrico (A-8) desde Ferrol o A Coruña, tomando salida hacia Viveiro y continuando por carreteras secundarias locales que atraviesan los frondosos montes de Ortegal. El viaje por estos valles es en sí mismo un paseo panorámico.

En transporte público: O Barqueiro cuenta con estación de tren (línea R-1, de cercanías de Renfe) y con parada de autobuses interurbanos. Líneas XG63501 y XG84303 conectan el pueblo con Ferrol, Viveiro o Burela. Desde cualquiera de esas ciudades hay al menos un autobús diario, por lo que es posible visitarlo sin coche.

Qué ver y qué hacer en O Barqueiro

Pasear por el puerto y casco antiguo. Recorrer las callejuelas empedradas deja entrever casitas pintorescas y miradores sobre el mar. La plaza portuaria guarda la esencia marinera, con barquitas de pesca alineadas y redes esparcidas.

Disfrutar de la gastronomía local. No hay demasiados planes mejores que saborear percebes, ostras, centollos y chicharros preparados en las marisquerías frente al muelle.

Kayak en la ría. Las aguas protegidas del estuario invitan a remar. Empresas locales alquilan kayaks y organizan rutas que permiten navegar por la ría, remontar el río Sor y alcanzar playas recónditas como Caolín o Fabriquín.

O Barqueiro.
O Barqueiro. Wikipedia

Senderismo por la costa. Caminando hacia el Este se llega, cruzando el puente metálico, a la playa de Arealonga (en O Vicedo). El sendero costero está salpicado de cuevas marinas y miradores, y conduce a esta playa larga y prácticamente virgen. Al otro lado, hacia el Sur, hay rutas que llevan hasta colinas cercanas con vistas panorámicas de la ría.

Estaca de Bares. A menos de diez minutos en coche se corona Estaca de Bares. Allí, junto al faro centenario, la vista se abre al infinito. Es un lugar ideal para la observación de aves marinas (sobre todo en migraciones).

Playas y calas. Además de Arealonga, en los alrededores de O Barqueiro se encuentran calas apartadas como Vilela y O Esteiro, de arena fina y aguas cambiantes. En verano se puede disfrutar de un baño en la ría o en cualquier cala cercana, y en invierno el paisaje se viste de una belleza dramática propia de las costas del norte.

Para el visitante, O Barqueiro deja una huella difícil de olvidar. Su luz dorada al atardecer, el aroma a sal y a algas rotas, el crujir de las tablas del puerto y el distante canto de los pájaros conforman un conjunto de sensaciones que invitan a quedarse.

Y al final del día, al alejarse dejando atrás el puerto de O Barqueiro, uno lleva en la memoria la imagen de un pedacito de Galicia que, como señala National Geographic, parece traído desde Italia.