Así es la tradición que lleva alimentando a este pueblo gallego desde la Edad Media

Enmarcada en la temida Costa da Morte, la villa de Muxía sigue siendo fiel a una de sus tradiciones más singulares: el secado artesanal del congrio. Este proceso, que hunde sus raíces en la Edad Media, se mantiene vivo en los últimos dos secaderos activos de toda Europa: Os Cascóns y A Pedriña.

Estas estructuras de madera, conocidas como cabrias, aún desafían el paso del tiempo colgadas del viento del nordeste, secando al sol un pescado que ha viajado durante siglos a través de los pueblos de la Península.

La historia del congrio seco se remonta a cuando comerciantes de Calatayud, en Aragón, llegaban hasta Muxía para vender cuerdas y cabos destinados a los barcos gallegos. Como pago, se llevaban piezas de congrio, que los pescadores habían aprendido a secar para permitir su transporte al interior peninsular.

Documentos medievales dan cuenta de la relevancia del congrio seco, utilizado incluso como forma de pago en tributos. Su precio superaba al de otros pescados y su consumo estaba reservado a los sectores sociales con mayor poder adquisitivo. A lo largo de los siglos XV y XVI, el congrio de Muxía llegaba a Castilla, Navarra, La Rioja e incluso a Reus, en Cataluña, siendo uno de los productos más registrados en la aduana de Calatayud.

Aunque la industrialización y el desarrollo de las comunicaciones acabaron con muchas de aquellas rutas y secaderos, en Muxía aún persiste hoy esta tradición gracias a los secaderos de A Pedriña y Os Cascóns.

El proceso es el mismo desde hace siglos: el congrio se limpia, se agujerea y se cuelga en las cabrias, donde permanece expuesto al sol y al viento durante semanas hasta alcanzar el punto óptimo de curación.

El congrio seco es también un producto gastronómico valorado por sus propiedades nutritivas. Rico en vitaminas A y D, fortalece la piel, los huesos y el sistema inmunitario. Su textura y sabor únicos lo han convertido en un ingrediente esencial en platos tradicionales como los garbanzos a la bilbilitana, típicos de Aragón, o las empanadas de maíz y caldeiradas gallegas.

Muxía celebra cada Viernes Santo la Fiesta del Congrio, una exaltación culinaria de este pescado en la que vecinos y visitantes pueden degustarlo en distintas preparaciones mientras disfrutan de la fiesta.

La ruta de los secaderos de congrio permite recorrer estos espacios únicos, visibles desde el camino que lleva al Santuario de A Virxe da Barca. El paseo, de escasa dificultad, conduce al visitante desde el mirador de la Cruz hasta la Praza do Coído, pasando por lugares emblemáticos como la Praza da Constitución, la biblioteca, la Fundación Gonzalo López Abente o el secadero de A Pedriña, todavía en uso.