
Cultura
Ni el chotis, ni la jota: así es la danza que define la identidad de Galicia
Con orígenes que se entrelazan con la vida rural y el trabajo de los molinos, esta danza ha perdurado a lo largo de los siglos

La muiñeira es una de las danzas más representativas de Galicia, cuyo ritmo animado y movimientos vigorosos han perdurado a lo largo de los siglos, consolidándose como una de las principales expresiones culturales de la región. A lo largo del tiempo, esta danza ha evolucionado, pero sigue siendo un símbolo vibrante de la identidad gallega.
El origen de la muiñeira se pierde en el misterio. Aunque algunas teorías sugieren que pudo haber surgido en la época helénica o tener vínculos con las antiguas danzas celtas, las primeras evidencias documentales de su existencia datan del siglo XIX. En cuanto a su nombre, proviene de la palabra "muiñeira", que hace referencia a los molinos de agua, fundamentales en la vida rural de Galicia. Durante el proceso de molienda, en el que se transformaba el maíz y el trigo en harina, las mujeres que trabajaban en los molinos solían cantar y bailar para amenizar el arduo trabajo.
Variedades regionales
Aunque la base de la Muiñeira es común, su ejecución varía dependiendo de la zona de Galicia. Existen al menos cinco grandes variantes: la muiñeira golpe, la muiñeira redonda, la muiñeira contrapaso, la muiñeira ribeirana y la muiñeira carballesa.
La muiñeira golpe es la más pausada de todas, con parejas realizando pasos propios mientras forman figuras grupales. En la muiñeira redonda, los bailarines se agrupan en círculo alrededor de los músicos. La muiñeira contrapaso es la más multitudinaria, con hasta 30 parejas ejecutando movimientos que siguen una secuencia contraria al paso previo. Por su parte, la muiñeira ribeirana, típica de la Costa da Morte, se distingue por sus figuras complicadas, mientras que la muiñeira carballesa, con un ritmo más rápido, se caracteriza por una relación de cortejo entre hombre y mujer.
Un baile internacional
Aunque su origen se encuentra en Galicia, la muiñeira ha trascendido las fronteras regionales, extendiéndose a comunidades autónomas cercanas como Castilla y León o Asturias, y siendo adoptada en diversas partes del mundo, especialmente en Europa y América Latina, donde la inmigración gallega ha dejado su huella. Países como Suiza, Venezuela o Argentina cuentan con escuelas de baile gallego donde se enseñan las técnicas de la muiñeira.

El aprendizaje de la danza
Para los que se inician en esta danza, lo primero es aprender los pasos básicos: el treintaytrés o paso de vasco, el delante-detrás, el punta-tacón y el picado. Una vez dominados estos movimientos, se pasa a la corrección de la postura y el movimiento de los brazos, esenciales para otorgar gracia al baile. Las figuras complejas, como los saltos o los embotados, requieren también de una enseñanza guiada, donde un "bailarín-guía" indica los pasos a seguir. Además, muchos bailarines se entrenan para acompañar la danza con canto o instrumentos musicales, lo que enriquece la experiencia.
La muiñeira está acompañada por una música de compás rápido, generalmente en 6/8, y cuyos instrumentos principales son la gaita gallega y la pandereta. La melodía se estructura en dos partes: la copa y la vuelta. En las romerías y festivales tradicionales, es habitual ver a un grupo de bailarines acompañados de un conjunto musical que marca el ritmo de la danza con instrumentos como la gaita, el tambor, el pandeiro e incluso las conchas de vieiras. La muiñeira que solo cuenta con acompañamiento instrumental se denomina "nova", mientras que cuando es cantada, recibe el nombre de "bella".
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