Okupas

“Forzaron la verja y volvieron”: temor en un barrio de A Coruña por la vuelta de los okupas a un edificio

Aunque el Concello niega la okupación, comerciantes y vecinos alertan de hallazgos policiales en el interior

Junts presiona al Gobierno en el Congreso con una ley para desalojar okupas en 48 horas
Junts presiona al Gobierno en el Congreso con una ley para desalojar okupas en 48 horasEuropa Press

Los vecinos de O Peruleiro, en A Coruña, vuelven a mostrar su preocupación ante la presencia de okupas en un inmueble marcado por una década de incidentes. Patrullas de la Policía Local y Nacional acudieron el jueves al número 29 de la avenida para precintar un bajo en el que se habían vuelto a instalar varios sintecho.

Aunque el gobierno municipal niega que haya una okupación permanente: “Es un punto vigilado a diario y esta semana se colocó un candado por seguridad”, señalan fuentes oficiales, lo cierto es que numerosos residentes aseguran haber visto a intrusos forzando la verja y entrando en el edificio. Comerciantes y vecinos explican que los agentes intervinieron a diario y que, en la última visita, encontraron objetos robados en el interior.

El recuerdo del pasado hace que la alarma sea inmediata. Desde 2013, el inmueble ha sido origen de numerosos conflictos: robos, tirones en plena calle, amenazas y tentativas de agresión sexual que marcaron la vida del barrio. “Nos preocupa que todo vuelva a empezar”, admite un vecino con negocio próximo al portal.

Una década de inseguridad y miedo

Varias residentes recuerdan que los okupas que llegaron a instalarse en el edificio eran jóvenes, en su mayoría de origen magrebí, que cumplían la mayoría de edad sin red de apoyo y acababan atrapados en problemas de alcohol y drogas. “Cumplen 18 años y se quedan en la calle, sin tutela. Y los que sufrimos las consecuencias somos los vecinos”, explica Alicia, que convive desde hace años con esta realidad.

Otras vecinas insisten en que el problema fue creciendo con episodios de violencia sexual y robos. “A una chica intentaron meterla adentro. A otra la intentaron violar. A mí me robaron y a una clienta la atraparon en la calle: la salvó un hombre que intervino desde un bar”, recuerda Carla, comerciante del entorno.

Aunque la entrada del edificio se encuentra parcialmente tapiada, una verja retorcida evidencia el regreso de intrusos. La policía mantiene vigilancia constante, pero los residentes dudan que sea suficiente. “El año pasado ya pasó lo mismo y no duró ni un año la calma”, añaden. En el vecindario temen que, pese a los precintos, regrese una dinámica de inseguridad que lleva una década latente en O Peruleiro.