Petición sorpresa

Una pedida de mano con Rueda de cómplice y testigo

El policía local de Vigo Brais Parente, con el beneplácito y colaboración del presidente gallego, aprovecha el acto de graduación de la XV promoción para obtener el 'Sí, quiero' de su novia, Sara Tizón, también viguesa

Una pedida de mano con Rueda de cómplice y testigo
Una pedida de mano con Rueda de cómplice y testigo Imagen propia

Era una noche tranquila para todos. O para casi todos. El presidente de la Xunta, Alfonso Rueda, presidía ayer en A Estrada (Pontevedra) el acto de graduación de la XV promoción de policías locales en la Academia Galega de Seguridade Pública.

El discurso, oficial, circulaba por los parámetros previstos, incluso para el propio Rueda, tal vez el único cómplice o partícipe de lo que allí iba a suceder. Porque de repente, en mitad de la velada y con el beneplácito del presidente, el protagonista pasó a ser otro: Brais Parente, policía local de Vigo que allí, delante de un auditorio lleno, decidió pedir la mano de su novia, Sara Tizón, también viguesa.

La escena, como no podía ser de otra manera, finaliza como en las buenas películas de Hollywood, con el protagonista de rodillas, anillo en mano y sonrisa radiante tras obtenter el 'Sí, quiero' de la novia.

Para llegar hasta ahí, todo se gestó un par de semanas antes, cuando se contactó con el propio Alfonso Rueda para hacerle partícipe del plan y solicitar su colaboración. El mandatario accedió de buen grado, y así, ayer por la noche, y ante la sorpresa general, cedió el micrófono a Brais sin previo aviso: "Llamo aquí a Brais para que a partir de ahora tenga la palabra y diga o haga lo que quiera hacer".

Y vaya si lo hizo. Brais, nervioso pero sin dudar, cogió el testigo para reconocer que, si bien la "la idea la tenía clara desde hace tiempo", al final había llegado al día decisivo sin "nada preparado". "Simplemente quiero disfrutar del momento", afirmaba un joven policía al que la academia, dice, le ha cambiado la vida y que por ese motivo "quería que algo tan importante se celebrase allí".

"Tenía un viaje a Londres, pero creía que si lo hacía en la academia ella se acordaría siempre porque era una ocasión única", relata. Por fortuna para ambos, tanto Sara como él se acordarán. Siempre es así en los buenos cuentos, esos que nos despiden con un final feliz y una sonrisa en la boca, capaz de llegar de oreja a oreja. Como la de ellos.