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José Andrés, en primera línea de batalla contra el coronavirus

“Time” vuelve a considerar al cocinero una de las personas más influyentes del mundo gracias a la lucha que ha emprendido contra el Covid-19

Coronavirus COVID-19 reactions in Washington, DC.
Washington (United States), 19/03/2020.- Celebrity Chef Jose Andres leaves to deliver to-go meals to area fire fighters and the homeless in Washington, DC, USA, 19 March 2020. Several of Chef Andres' restaurants have opened as community kitchens offering a limited menu at discounted prices, The spread and containment efforts of the coronavirus COVID-19 pandemic has caused disruptions to daily life across the globe. (Incendio, Abierto, Estados Unidos) EFE/EPA/ERIK S. LESSERERIK S. LESSEREFE

Una cuestión tenemos clara. Los cocineros aprovechan el glorioso momento por el que pasa la gastronomía a nivel mundial para hacer uso de su influencia mucho más allá de los fogones. Si Massimo Bottura da de comer a millones de paladares sin techo a través del proyecto Food for Soul, con diferentes comedores sociales por el globo, los hermanos Roca ponen su granito como Embajadores de Buena voluntad de la ONU. José Andrés, por su parte, está considerada una de las cien personas influyentes, según la revista “Time”, posición que la misma publicación le otorgó en 2012 y en 2018. En medio de la guerra que el mundo entero batalla contra el Covid-19, el asturiano ocupa la portada y protagoniza un número especial del mes de abril titulado: “Separados, pero no solos”. Un reconocimiento con el que, según escribe en sus redes sociales, se siente honrado: “Como inmigrante y cocinero, comparto este honor con los millones de personas en todo el mundo que se encargan de alimentar a la humanidad, sobre todo en estos tiempos tan inciertos”, dice el cocinero, quien cree que en estos momentos Trump “está más preocupado porque Wall Street se hunda que por el virus”.

José Andrés se encara a él a través de su proyecto humanitario World Central Kitchen. Su batalla comenzó ya a principios de mes al atender a los pasajeros del crucero Grand Princess, atracado en el puerto de Oakland (California) con más de 20 positivos a bordo. Instaló un campamento con sus propios fogones en el puerto, donde siguió un riguroso protocolo sanitario y así evitar nuevos contagios, y desde allí alimentaba a las personas aisladas, a las que hacía llegar los alimentos a través de unos elevadores, mismo sistema que usó al socorrer en Japón a los pasajeros del Diamond Princess. En lugar de optar por comida de quinta gama, ha recurrido a las cadenas de proveedores y a los cocineros locales para preparar elaboraciones calientes en el momento. Y es justo éste uno de sus logros. Otro, convertir sus cinco restaurantes de Washington DC en comedores comunitarios, lo mismo que el de la Gran Manzana y distribuir comidas a través de 160 puntos clave situados en las principales ciudades de EE UU: “Hace 27 años que abrí Jaleo. Hoy estamos cerrados, pero somos una gran familia y lo superaremos. Sé fuerte, podemos cambiar el mundo a través del poder de los alimentos”. Con estas palabras anima a sus seguidores a través de Instagram, donde también anuncia que sus establecimientos, hoy cocinas solidarias, ofrecerán “un servicio para las personas que necesitan un plato de comida durante esta emergencia sin precedentes. Cada uno de nosotros tiene la responsabilidad de actuar por los demás, no sólo por nosotros mismos. Estamos todos juntos en esta lucha”. Incluso, ha subido instantáneas del momento en que @WCKitchen entrega las 10.000 mascarillas, que tenía tras las operaciones en los citados cruceros, “a algunos de nuestros héroes en la primera línea del coronavirus en @childrensnational, @howard1867hospital @Medstar Washington. También, otras 4.000 a hospitales del área de DC: “Nuestro gobierno debe asegurarse de que todos los sanitarios tengan las protecciones necesarias. Mientras tanto, ayudaremos como podamos”, escribe José Andrés, al tiempo que ha asegurado que “seremos los últimos en abandonar la primera línea”.

Así ha hecho en cada uno de sus proyectos centrados en la fundación World Central Kitchen, presente en trece países con unos 45.000 voluntarios. En Puerto Rico durante el huracán María, cuya experiencia recogió en el libro “Alimentamos una isla” (Planeta Gastro): “Formamos un ejército de 25.000 personas. Yo dediqué tres meses de mi vida. Es una historia sobre cómo lo imposible se convierte en una realidad si te lo propones”, nos contó durante una de sus visitas a Madrid. También, cómo se encargó de dar de comer a personas afectadas por terremotos, inundaciones, incendios. Incluso a los entre 12.000 y 13.000 funcionarios de Estados Unido. Además, está inmerso en otras labores humanitarias en Guatemala e Indonesia.

No logró el Premio Nobel de la Paz al que era candidato, pero será suyo. Ya veréis.