Sección patrocinada por sección patrocinada

Gastronomía

Los alimentos de calidad y proximidad, una tendencia indiscutible

El perfil gastronómico del consumidor actual muestra la preferencia por una sana alimentación y hábitos sostenibles.

La importancia de un buen producto en la gastronomía
La importancia de un buen producto en la gastronomíaFotografía de archivo

El cambio de hábitos de los consumidores, preocupados cada vez más por tener una buena alimentación y por practicar hábitos sostenibles, ha hecho que consumir alimentos de proximidad —o, en su mayoría, nacionales— sea una tendencia en alza. Estos tienen beneficios no solo para el planeta, ya que contribuyen a la sostenibilidad medioambiental, sino que también repercuten, por su calidad, en una mejora de los sabores de los platos que consumimos, como así nos confirma Juan García, creador del reconocido blog de cocina Fuego de Mortero, a quien hemos consultado para completar la información del presente artículo.

La importancia en la gastronomía de la calidad del producto

La inclinación a preferir el consumo de un producto local antes que el importado se refleja en diferentes estudios, como el de Kantar en el que hasta el 74% de los encuestados afirmaron que prefieren adquirir productos de proximidad —también llamados de kilómetro 0— o nacionales, antes que importados. El consumo de estos alimentos ayuda a cuidar el medioambiente, ya que requieren menos transporte, reduciendo de forma considerable la huella de carbono. Además, garantizan la mejor calidad, ya que, tanto la agricultura como la ganadería de cercanía se caracterizan por ofrecer «productos frescos, de temporada, con una trazabilidad fácilmente de seguir y con todas las garantías de calidad», nos afirma Juan García. Por otro lado, este tipo de alimentación se considera más saludable y natural, puesto que cuentan con menos aplicaciones de productos químicos o artificiales para la conservación de alimentos, haciendo que su sabor sea «más intenso, como el de antes, el de un alimento totalmente natural».

En relación con lo anterior, cabe destacar que una de las características fundamentales de estos productos de cercanía es que en su mayoría provienen de pequeños productores, y en cuanto a la ganadería, conviene recordar que en este tipo de ganadería —la denominada extensiva— el ganado pasta al aire libre en dehesas, lo que «se traduce en un mayor bienestar animal y en una mejor carne. Un ejemplo de ello se encuentra en tierras aragonesas, en la empresa Carnísima, en cuyos productos puede verse cómo practicar una ganadería extensiva se traduce en un respeto hacia el medioambiente y, finalmente, en un alimento de mayor calidad. Por supuesto, todo ese proceso se nota en el resultado final de los platos y las recetas que elaboramos con dichos productos», concluye este apasionado de la gastronomía.

Esta tendencia, ha llevado a algunos restaurantes y a los amantes de la gastronomía a producir directamente lo que cocinan, especialmente en lo que se refiere al cultivo de sus propias frutas y verduras
Esta tendencia, ha llevado a algunos restaurantes y a los amantes de la gastronomía a producir directamente lo que cocinan, especialmente en lo que se refiere al cultivo de sus propias frutas y verdurasArchivo

Una tendencia también en boga en los restaurantes

Esta concienciación medioambiental, unida a la inclinación por recuperar «el sabor de antes», como nos decía el autor de Fuego de Mortero, ha hecho que los restaurantes también apuesten por un producto local, de temporada y, siempre que sea posible, de kilómetro 0 para satisfacer la creciente demanda de los consumidores por este tipo de alimentos, pero también por un compromiso ético con la sociedad, puesto que, como antes comentábamos, estos productos tienen un menor impacto medioambiental y contribuyen a mejorar la economía local de la región —o del mismo país cuando no puede conseguirse un determinado producto de, estrictamente, kilómetro 0 o de proximidad—. Por otro lado, hay que destacar que todo ello ha llevado a algunos restaurantes a producir directamente lo que cocinan, especialmente en lo que se refiere al cultivo de sus propias verduras y frutas. Una predisposición, la de ofrecer todos estos productos, que se está consolidando en el sector de la restauración española.

Queda claro, por tanto, que los consumidores cada vez apuestan más por un producto del que conocen su procedencia y que se presenta como una alimentación más saludable por tener menos presencia de químicos y conservantes. Una tendencia que, en definitiva, consolida el perfil de los consumidores del siglo XXI: más exigentes, con hábitos más saludables y con una mayor reivindicación de un estilo de vida que favorece el medioambiente y las economías locales.