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Sabor

Cómo preparar calabacín gratinado: la receta barata y fácil para este verano que aporta vitamina C y B

Favorece el tránsito intestinal, mejora las digestiones y contribuye a la reducción y mantenimiento del peso corporal

Calabacín gratinado
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Comer de manera saludable no tiene por qué ser aburrido ni complicado. Tampoco caro. Incorporar más verduras en la dieta diaria es un desafío que enfrentan tanto niños como adultos. No obstante, hay recetas capaces de hacer que incluso los más reacios disfruten de su sabor y sobre todo, de sus beneficios para la salud. Una de estas recetas estrella es el calabacín gratinado, una alternativa sencilla, económica y rica que puede convertirse en un recurrente en cualquier familia, sobre todo en verano.

Aunque comúnmente el calabacín se considera una verdura, es en realidad una fruta. Esta distinción no afecta su versatilidad en la cocina ni su valioso perfil nutricional, lo que lo convierte en un aliado excelente para una dieta equilibrada.

El calabacín tiene un alto contenido en agua, hidratos de carbono y fibra, lo que lo convierte en un alimento hidratante y de fácil digestión. Es rico en vitaminas C y B, y contiene antioxidantes que ayudan a prevenir enfermedades. Además, el calabacín es una fuente importante de minerales como el potasio y el fósforo, esenciales para diversas funciones corporales. Con todas estas cualidades, su consumo no solo ayuda en la prevención de enfermedades, sino que también favorece el tránsito intestinal, mejora las digestiones y contribuye a la reducción y mantenimiento del peso corporal.

Preparación del calabacín gratinado

Para preparar este plato necesitarás los siguientes ingredientes: 3 calabacines, 5 huevos, 100 gramos de virutas de beicon, 100 gramos de queso parmesano rallado, 150 ml de nata para cocinar, 150 ml de leche, 1 cucharada de aceite, 2 cebollas, nuez moscada, ajo en polvo, pimienta y sal.

Para comenzar, se deben lavar bien los calabacines y cortarlos en medias lunas, es decir, en rodajas divididas por la mitad de más o menos 1 centímetro de grosor. Al mismo tiempo, se deben pelar y picar finamente las cebollas. En una sartén grande, calienta una cucharada de aceite y sofríe las cebollas junto con las virutas de beicon hasta que estén doradas. Agrega los calabacines y saltéalos durante unos tres minutos.

Espolvorea la mezcla con un poco de harina y remueve durante unos dos minutos, teniendo cuidado de no dejar que se queme. Sazona con sal, pimienta y ajo en polvo al gusto. A continuación, vierte la mezcla en un bol grande.

En otro recipiente, bate los huevos y añade la nata, la leche, el orégano, y 20 gramos de queso parmesano. Incorpora esta mezcla al bol con los calabacines. Engrasa una fuente para horno con un poco de aceite utilizando un papel de cocina para extenderlo uniformemente. Vierte la mezcla en la fuente y espolvorea el resto del queso parmesano por encima.

Precalienta el horno a 180ºC. Cubre la fuente con papel de aluminio y hornea durante unos 30 minutos. Pasado este tiempo, retira el papel de aluminio y gratina durante otros 20 minutos o hasta que la superficie esté dorada y crujiente.