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Gastronomía

Dónde hace check in Mario Cachinero... En el bar El Estrecho, donde «vuela» la ensaladilla rusa

El jefe de cocina de Skina coloca en el mapa culinario algunos de sus locales favoritos situados en el casco antiguo de Marbella

Mario Cachinero
Mario CachineroCedida

Ikigai Izakaya es el destino gastronómico que nos descubre Mario Cachinero, jefe de cocina de Skina (restauranteskina.com), propiedad de Marcos Granda con dos estrellas Michelin en Marbella. Reserva en el citado local, porque su cocinero, Marcos Nieto, ayudado por Justyna Kus en la sala, ejecuta una culinaria japonesa, sin tocar el sushi, «súper interesante alimentada con productos locales, que descansan en una brasa de carbón nipona», dice. Es uno de los motivos por los que el concepto le entusiasma, tanto que le guste ir, incluso, sin compañía. Por otra parte, Kava (kavamarbella.com), con Fernando Alcalá al frente, es otra de esas direcciones que recomienda a quien le visita, ya que le atrae «la propuesta de sabores andaluces reconocidos en cuyas materias primas aplica técnicas del mundo. El equipo lo componen compañeros que han trabajado conmigo, gente joven que lo está haciendo muy bien, y me gusta ir a verlos», prosigue. Si se apunta a la visita, sepa que podrá escoger entre el menú Lord Fer (149 euros, más 70 de los vinos) y el Amatxo (79 más 50 de la armonía). Asimismo, no se olvida de mencionarnos Bon Profit!, un espacio de cocina catalana en el que reserva, porque no conoce Barcelona. Viajeros, tengan en cuenta que si andan por este punto del sur y se les antoja disfrutar de las recetas de Paco Pérez, como le suele ocurrir a este talento joven de la gastronomía, reconocimiento otorgado por el Basque Culinary Center, pueden saciar su capricho. Sí, el cocinero de Llançá, con dos estrellas Michelin en Miramar y con otras dos en Enoteca, del Hotel Arts, en Barcelona, ha ideado la propuesta gastronómica del nuevo concepto Edge, en El Fuerte. Aquí, suya es una cocina en la que la esencia mediterránea y el producto de cercanía tienen todo el protagonismo en unos platos elaborados con los productos de la huerta y el mar. Es un concepto «casual fine dining», definido en tres palabras: producto, comodidad y calidad. ¿Qué pedir? Alguno de los dos menús: Calma (130 euros) y El Fuerte (160), además de la carta, ya que no es mala idea rendirse a un arroz meloso y a unos chipirones rellenos.

Populares y económicos

Seguimos con nuestro viaje con el paladar por Marbella con quien recibió el premio Young Chef Award concedido por la biblia roja. Es un entusiasta de las sardinas en espeto y del pescaíto frito, que disfruta en Altamirano (baraltamirano.es), restaurante de auténtica cocina andaluza donde los haya, situado en el centro histórico, al que llegan excelentes pescados y mariscos frescos desde la lonja. La concha fina, las coquinas, los mejillones, las gambas rebozadas o a la plancha, las cigalas y las tortitas de camarones aquí se disfrutan junto a la obligada fritura malagueña, al jurel, a la urta o al gallo. Y, ¡qué decir de la raya! Los calamares, las sardinas, los boqueroncitos, las puntillas y el tomate aliñado los pide en El Cordobés, muy popular y jamás defrauda, lo mismo que las raciones que salen de la cocina del bar El Estrecho, económico y también en el casco antiguo, donde Mario se decanta, dice, por los higaditos de pollo, la ensaladilla rusa, «de las mejores que he comido», recuerda, y la tortilla de patata. Preguntado por esos restaurantes en los que reserva para sorprender a su mujer, confirma que cualquiera de sus dos japoneses preferidos: Nintai, también de Marcos Granda, y Tahini (tahinisushibar.com), situado en los jardines del Gran Meliá Don Pepe. Trocadero y La Dolce Vita son dos chiringuitos en los que se pide unas puntillitas fritas con una cerveza helada, a disfrutar al ritmo de las olas, «y ya para mí es gloria bendita», lo mismo que dejarse caer en La Milla, en la playa de Nagüeles, donde se da por hecho que ahí se va a comer y a beber de lujo.