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El canon literario de Belén Esteban: “Recomiendo al presidente ‘El príncipe’ de Maquiavelo”

“La princesa del pueblo” es también la reina de las bibliotecas. aunque muchos la tachan de poco ilustrada, la ex de Jesulín de Ubrique supera con mucho la media de lectura a nivel nacional: “leo tres o cuatro libros al mes”.

Belén Esteban
Belén EstebanEuropa Press Reportajes / EuropaEuropa Press Reportajes / Europa

Se cuela cada tarde en nuestras casas desde «Sálvame» y los domingos en «GH Vip». «La princesa del pueblo» es uno de los rostros mediáticos más conocidos, queridos y emulados. Repetimos sus frases, remedamos sus muletillas, nos reímos con su espontaneidad. Podría ser la vecina de al lado, pero es un fenómeno social con miles de «belenistas» por todas partes. Aunque ha hablado de su vida en numerosas ocasiones, tanto en televisión como en las revistas del corazón, hay un aspecto de ella que mucha gente ignora: es una lectora compulsiva que compra, regala, recomienda y pide que le sugieran nuevos títulos. Encadena un libro con otro, algo poco usual en un país en el que el 40% de los españoles no lee casi nunca en su tiempo libre, según el Barómetro de Hábitos de Lectura. Entonces... ¿lee Belén Esteban el doble que cualquiera de nosotros?

–Somos el tercer país de la UE que menos gasta en libros. De media, leemos 13 al año. ¿Cómo se le queda el cuerpo?

–¡Madre mía! ¡No me lo puedo creer! No sé cómo la gente puede vivir sin leer. Te confieso, porque me lo estás preguntando, que mi media de lectura está en tres o cuatro libros al mes. Y si estoy de vacaciones, más. Los devoro.

–¿Lee digital o en papel?

–Últimamente leo más los libros electrónicos porque son más cómodos de llevar en el bolso, pero también me gusta mucho el papel. Ir a las librerías, elegirlos, tocarlos, olerlos, poder subrayarlos...

–A día de hoy, ¿cuál sería su canon literario?

–«Los renglones torcidos de Dios», «Patria», «La novia gitana», «La red púrpura», «La casa alemana», «Palmeras en la nieve», «Misión olvido», «El tiempo entre costuras», «Las hijas del capitán», «Dime quién soy»...

–¿Los elige por intuición, tras leer la contra...?

–Sí, y otras veces porque me los recomiendan. A Carmen Mola me la recomendó Gema López, y tanto «La novia gitana» como «La red púrpura» me fascinaron. «Patria» me la recomendó Jorge Javier, que lee muchísimo, y es uno de los mejores libros que he leído. Explica tan bien la situación del País Vasco en ese tiempo duro de ETA... Cómo era la sociedad entonces, las distintas militancias del pueblo y los odios entre amigos por cuestiones políticas. Debería ser de lectura obligada.

–¿Qué libros tiene ahora en la mesita de noche?

–Acabo de terminar «Misión olvido», de María Dueñas, y voy a empezar el libro de mi compañera Carlota Corredera, «Hablemos de nosotras».

–¿El primer libro que recuerda haber leído?

–Yo creo que leí algunos de aventuras, pero el primero que recuerdo de forma nítida es «El principito». Una pequeña joya.

–¿En qué libro ha subrayado más frases para revisarlas porque le han dejado huella?

–Muchas de «Patria» y de «Palmeras en la nieve».

–¿Y el libro al que siempre vuelve?

–«Los renglones torcidos de Dios», de Torcuato Luca de Tena. Me fascina esa protagonista ingresada en un psiquiátrico porque cree ser investigadora privada, pero que según una carta de su médico tiene la idea de atentar contra la vida de su marido... Me fascina.

–Cuando entra en una casa, ¿es de las que mira la biblioteca del dueño?

–¡Claro! Te haces una idea de qué persona es. Pero también en «Telecinco», donde hay una estantería con todos los libros que llegan de promoción. Me paso mucho tiempo mirándolos. Es un placer.

–¿Recuerda cuándo empezó a leer y los motivos?

–Me recuerdo toda la vida leyendo porque a mi madre le gustaba mucho. Creo que fue ella quien me inculcó el amor por la lectura. Leía a Corín Tellado... e incluso mi abuela leía «Jazmín». Eso lo mamas en casa y yo vengo de una saga lectora.

–¿Qué libro no ha podido terminar?

–No suelo abandonarlos porque los que elijo sé de antemano que no me van a defraudar.

–¿Su género favorito?

–No tengo ninguno en concreto, depende de lo que llegue a mí o me recomienden. A Carmen Mola igual no la hubiera descubierto si no me la recomienda mi compañera, porque a priori podría no haber elegido sus libros... ¡Y luego me fascinó! Pero me gusta la novela con una historia potente. Si hay amor, estupendo, con sus dosis de intriga y finales impactantes. También me gustan las biografías, como algunos libros que ha escrito Pilar Eyre, donde nos habla de nuestro pasado reciente y están basados en hechos reales. Pero me fío mucho de mi instinto y de lo que me recomiendan.

–¿A qué autor admira más y con quién le gustaría tomarse un café?

–Con Mola, porque sé que es un pseudónimo y me gustaría hacerle muchas preguntas. También con Fernando Aramburu, pero para darle las gracias de todo corazón por su libro.

–¿Quién le recomienda los libros? ¿Su librero, las páginas de críticas literarias, sus allegados...?

–Hablo mucho con los libreros pero, sin duda, mis compañeros me tienen pillado el punto: Gema López, Jorge Javier y Lydia Lozano, que lee un montón, ¡pero un montón!

–Es decir, que son un equipo que rompe la media nacional de lectura.

–Parece ser que sí, según el dato que me has dado, que no me lo podía creer. Estoy rodeada de libros y de gente que los devora.

–¿Hay lecturas para cada momento?

–No. Me da igual el género si el libro es bueno. Eso sí, me obligo todos los días a leer un número determinado de páginas, ya sea en el coche de producción, en maquillaje... y, sobre todo, antes de dormirme. Cuando estoy de vacaciones, no paro.

–En vista de cómo estamos, los políticos parecen leer menos que usted. ¿Qué libros les recomendaría a los tres principales representantes de las formaciones?

–A Pablo Casado le recomendaría «Las trece Rosas» o «Martina, la rosa número trece».

–¡Ese libro lo escribí yo!

–¿No me digas? A mi abuela le encantó la historia de las Trece Rosas. Jesús Ferrero también tiene un libro sobre el tema.

–¿A Pedro Sánchez?

–«El Príncipe», de Maquiavelo, o algún otro de calado político.

–¿Y a Pablo Iglesias?

–«Patria». Aunque quizá lo haya leído, no está de más que lo relea para que recuerde lo que comportan ciertos nacionalismos.

–Abascal salió el otro día con el libro «En defensa de la hispanidad», de Ramiro de Maeztu, y citó otro de Ledesma Ramos... ¿Le sugeriría algún título?

–Un novelón lleno de emoción y sentimientos. Quizá «Palmeras en la nieve», que suaviza el alma.

–La Reina y el Rey son grandes lectores...

–Sí, Doña Letizia le regaló un lujoso ejemplar de una edición de la obra de Mariano José de Larra, «El doncel de don Enrique el doliente».

–¿Y qué libro les regalaría a ambos?

–«La casa alemana», de Annette Hess. Si no lo han leído, que lo hagan. Les va a fascinar.

–Habla mucho de regalar, pero ¿lo hace de verdad o los presta?

–Sí, los regalo, pero creo que un libro tienes que elegirlo. Lo que ya no hago es prestar, porque no me los devuelven. ¡Eso me sienta fatal! Además, hay que comprar libros.

–Después de terminar «La Regenta» estuve un mes sin poder leer nada porque todo me dejaba fría... ¿Le ha ocurrido alguna vez?

–Después de «Patria» me quedé bastante tiempo bloqueada. Hubo momentos en los que lloré de rabia e impotencia al leerlo... Lo viví realmente.

–Quien lee... (complete la frase)

–Nunca está solo. En momentos fastidiados de tu vida siempre tienes el mejor aliado en un buen libro.

–¿Mucha tontería de este país se quitaría leyendo? Lo digo por el alegato que hizo en los premios Iris.

–Tenemos poco sentido del humor y del entretenimiento, aún teniendo una larga tradición de escritores españoles que han hecho buena narrativa y divertida. Se nos quitarían muchas bobadas, pero las redes sociales y la tecnología nos separan de la tinta.

–El viejo debate que nos enfada a las mujeres. ¿Le gustan más las escritoras o los escritores?

–¡Es una bobada! La literatura es buena o mala, quien la firme es lo de menos.

–¿Sabe que reconocidos escritores de series de éxito comentan cosas que ustedes dicen en «Sálvame»?

–Sí. Somos argumento para autores, ¡contribuimos a la cultura del país además de entretener a la audiencia! (Se ríe).

–¿Le gusta la poesía?

–Lo siento, pero no. Quizá no he dado con el autor adecuado y hacen falta códigos para adentrarse en ese género. Pero no lo descarto.

–No hemos hablado de autores como los académicos, por ejemplo...

–Javier Marías me queda un poco más lejos, pero Pérez Reverte me encanta. Me han recomendado «Sidi» y lo voy a leer.

–¿Le gusta la literatura española, la inglesa, la francesa, la del Este...?

–Me gusta, sobre todo, la española, aunque también leo otras. Cuando estudiaba leí a los clásicos como Tolstoi o Dostoievski, incluso «El Quijote», que no llegué a terminar... Ahora prefiero lo que llaman «novedades» editoriales. Hacemos buena literatura y hay que apoyarla.

–¿Se atrevería a escribir un libro? De algo concreto que le apetezca, aunque no sea novela.

–No me atrevería. Prefiero leer que escribir. Zapatero a tus zapatos.

Su top ten

  • «Los renglones torcidos de Dios», de Torcuato Luca de Tena. Narra la historia de una joven detective que se interna en un hospital psiquiátrico para seguir las pistas de un homicidio
  • «Patria», de Fernando Aramburu. Está ambientada en una localidad rural del País Vasco tras el cese de la lucha armada de la banda terrorista ETA.
  • «La novia gitana», de Carmen Mola. Una novela policiaca sobre la desaparición de una joven en su despedida de soltera. Dos días después aparece su cadáver.
  • «La casa alemana», Annette Hess. Gira en torno a las anécdotas del día a día de un restaurante tradicional que está regentado por una peculiar familia.
  • «Palmeras en la nieve», de Luz Gabás. Novela histórica sobre dos hermanos que se trasladan a vivir a una colonia donde se tuesta el mejor cacao del mundo.
  • «Misión olvido», de María DueñasJ usto cuando su estable vida personal vuela por los aires, una profesora acepta un tedioso proyecto académico.
  • «El tiempo entre costuras», de María Dueñas. Por el amor de un hombre, una joven modista abandona Madrid en los meses previos al comienzo de la Guerra Civil.
  • «La red púrpura», de Carmen Mola. Una inspectora irrumpe en una vivienda familiar y descubre cómo un adolescente está viendo una sesión de «snuff».
  • «Las hijas del capitán», de María Dueñas. Ambientado en el Nueva York de 1936, allí abre sus puertas el restaurante El Capitán, en la colonia española.
  • «Dime quién soy», de Julia Navarro. Un brillante repaso de la historia del siglo XX a través de los recuerdos de dos hermanas que buscan saber más sobre su pasado.