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Camilín, dominado por sus adicciones: “La última vez desapareció tres días”

Su madre, Lourdes Ornelas, no confía en que la situación del heredero de Camilo Sesto, aún muy afectado por la muerte de su padre, vaya a mejorar en un futuro cercano

Camilo Jr., junto a su madre, a las puertas de la casa de Camilo Sesto / Gtres
Camilo Jr., junto a su madre, a las puertas de la casa de Camilo Sesto / Gtreslarazon

Fuimos los primeros en descubrir las “noches locas” de Camilín Blanes en el madrileño barrio de Chueca y ahora es su madre quien confirma los malos presagios: el hijo del fallecido Camilo Sesto lleva una vida desordenada y bañada por el alcohol. Lourdes Ornelas ha confesado a periodistas amigos, como es el caso de Alfonso Arús y Aurelio Manzano, lo que LA RAZÓN descubrió hace casi tres semanas: “Soy bastante realista y la situación de mi hijo puede durar meses. Aunque esté años sin beber, es algo que siempre está ahí”.

Ha vuelto a las andadas. Su progenitor sufrió lo suyo cuando Camilín era un adolescente y vivía con él en su chalet de Torrelodones. El cantante Juan Erasmo Mochi, que reside en la misma localidad confesó en su día que él mismo se encontró a Camilo Jr varias veces en un estado que podría calificarse de "lamentable". Juan, que sepamos, puso en conocimiento de Camilo la situación, y éste último tomó cartas en el asunto para evitar que su hijo acabara como hoy le vemos, deambulando por las calles de madrugada con varias copas de más.

Es alguien que le conoce muy bien quien nos desvela que “hace unas dos semanas me llamó un amigo a las nueve de la mañana para decirme que Camilín se encontraba tumbado en el suelo en la calle Gravina, muy cerca de la plaza de Chueca, una zona en la que hay muchos bares de copas. Sus 'amigos' de conveniencia, esos que huelen ahora los millones del heredero universal del patrimonio paterno, le habían dejado solo. No me extraña que su madre esté desesperada si es verdad que pierde la pista de su hijo cada dos por tres. La última vez, por lo que ha contado esa mujer, desapareció tres días seguidos, y al regresar a casa vieron que le habían robado todos sus documentos y tarjetas de crédito. A saber cómo fueron esos días…".

Quizá Lourdes debería plantearse vivir en el mismo domicilio de su hijo, así podría controlarle mejor y evitar sucesos tan desagradables. A la vista de las circunstancia nadie podría censurarle a la mexicana que vuelva a la casa en la que no era bien recibida en vida de Camilo Sesto.

Cuando vino a Madrid, el día después de enterarse de la muerte de su progenitor, vimos a un Camilín un tanto demacrado. Su aspecto hizo saltar las alarmas, pero nada hacía intuir que fuera a volver a las andadas con antiguas adicciones. Su madre justifica, si se puede usar esa palabra, la recaída de su hijo por el shock causado por el fallecimiento de su padre, pero parece poco creíble el motivo. La realidad es que el problema viene de lejos y los últimos tiempos han sido muy duros para el hispanomexicano: fracasó en su carrera como cantante, el amor le ha sido esquivo y, tras casarse en tierras aztecas con una ciudadana suiza, acabó separado y dentro de poco estará divorciado.

La muerte de su padre, con el que, en contra de lo que pensaban muchos, mantenía una relación de cariño y respeto, aunque fuera distancia, ha puesto la puntilla para un hombre débil de espíritu, con carácter poco consistente y demasiado influenciable. Si a todo lo anterior le sumamos ciertas amistades que no le hacen ningún bien… O Camilín entra en razones y da un giro radical a sus comportamientos, o su futuro es más negro que nunca. Y su problema, claro está, no es de dinero.