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Fallece Emanuel Ungaro, el “cirujano de la moda”

Fue uno de los grandes diseñadores de la segunda mitad del siglo XX y vistió a Eugenia Martínez de Irujo el día de su boda con Fran Rivera

Emanuel Ungaro presentando una de sus colecciones en París en 200
Emanuel Ungaro presentando una de sus colecciones en París en 200larazonREUTERS/Philippe Wojazer

La familia de Ungaro comunicó ayer que el diseñador había fallecido en París a los 86 años, tras haber pasado los dos últimos muy debilitado. Nacido en Aix-en-Provence (Francia) en 1933, se trasladó a París en 1956 para iniciarse en el mundo de la moda. Fue allí donde trabajó bajo las órdenes de Cristóbal Balenciaga, del que dijo que era «un hombre extraordinario: riguroso, honesto, nunca frívolo. Un gurú de la moda». En 1968 abrió las puertas de su primer taller, y no paró de crear hasta 2004, cuando se retiró oficialmente. Él mismo explicó los motivos: sus diseños no se correspondían con “las expectativas de la mujer de hoy”.

Emanuel Ungaro se caracterizó por trabajar con una bata blanca, lo que le hizo ganarse el apodo de “el cirujano de la moda”. Se trataba sin duda de un hombre peculiar que recurría a la ópera y a la música clásica para dibujar sus diseños, persiguiendo “hacer ropa con los mismos ritmos y las mismas armonías que los cuartetos de cuerda de Beethoven”. Comenzó a coser con tan solo seis años, influenciado por el oficio de su padre, que era sastre. Quién diría que ese niño acabaría vistiendo a personalidades de la talla de Carolina de Mónaco, Jacqueline Kennedy, Isabelle Adjani e incluso a Eugenia Martínez de Irujo, que recurrió a los servicios del diseñador para que confeccionara el vestido de novia que lució en su enlace con Fran Rivera.

Presentando en París una de sus últimas colecciones
Presentando en París una de sus últimas coleccionesPhilippe WojazerReuters

Las manos de Emanuel estuvieron muy adelantadas a su época, ya que en sus comienzos apostó por la emoción en la ropa femenina: minifaldas de lunares, jerseys como vestidos, estampados de flores... Fantaseaba con el momento en el que las mujeres salieran de la oficina, se quitaran las chaquetas “y revelaran un lindo vestido”. Se describía a sí mismo como “un obsesivo sensual”, característica que le llevó a consagrarse como uno de los grandes modistas de la historia.