De Zeus a Hércules: la metamorfosis del hijo de Sara Montiel

Muchas horas diarias de gimnasio y durísimos ejercicios de levantamiento de pesas. Quien le ha visto y quien le ve. Una metamorfosis completa. Más que el rey del Olimpo, Zeus Tous parece un Hércules tallado en hierro. Su delgada imagen de antaño queda en el olvido ante la transformación de su físico en un cuerpo de semidios heleno. Es la envidia de sus amigos, el fortachón musculoso de la pandilla, una mezcla entre Arnold Schwarzenegger y Kiko Matamoros.

El chico tímido que aspiraba a convertirse en un gran cantante, ahora prioriza los estudios para convertirse en entrenador personal, esa es su meta, aunque parece ser que sigue componiendo y en un futuro no muy lejano podría sacar un disco al mercado.

Que se sepa, vive solo en un cómodo piso, cerca del lugar de residencia de su hermana Thais, los dos están solteros y llevan mucho tiempo alejados de los focos y la notoriedad de ser “hijos de…”. Nunca les gustó tal calificativo, sobre todo a la que todos califican como “el cerebro pensante de la familia”, experta en finanzas y números. Si su madre levantará la cabeza y volviera del más allá encontraría en Zeus al hijo-guardaespaldas perfecto.

Músculos de acero, camiseta sin mangas, posturas sugerentes… el cambio de Zeus

En su Instagram cuelga fotos subiditas de tono, como las que le inmortalizaron en un reportaje semidesnudo en una revista de vanguardia. No es que enseñe sus “secretos” más íntimos, pero se adivina todo. Músculos de acero, camiseta sin mangas, posturas sugerentes… Un cambio espectacular, que los que le conocemos desde su niñez, nunca acertamos a vaticinar. Parece otra persona… En el gimnasio al que acude cada mañana causa admiración en los principiantes, en los aprendices de culturista, que ven en Zeus un ejemplo a seguir.

Me recuerda a otro cambio de altura, el de Julián Contreras Jr. Los dos siguieron el mismo camino para moldear sus bíceps y sus gemelos hasta conseguir un físico envidiable. No les importa el cansancio. Tesón y constancia. Aguante máximo. El rigor de los ejercicios casi es una adicción, imposible parar el ritmo. Es a lo que se acostumbra uno al verse tan bien en el espejo.