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El último escándalo en la industria del K-pop: violaciones y chicas inconscientes
El género surcoreano, que cada vez goza de más éxito, trae una nueva polémica
Desde hace unos años, la música popular proveniente de Corea del Sur, conocida como K-Pop, ha ido haciéndose un hueco dentro del panorama occidental, y cada vez son más los seguidores de este género fuera del continente asiático. Grupos como Blackpink, BTS, GOT7, Loona y Big Bang, entre otros, lideran las tendencias de Youtube a nivel mundial, lo que provoca que cada vez estén más presentes en medios de comunicación o en la esfera de premios musicales.
Buena prueba de ello se dio en los últimos Grammy, cuando BTS se convirtió en el primer grupo de K-pop en cantar durante estos galardones, lo que provocó una oleada de alabanzas entre sus cada vez más aférrimos fans. Los artistas no dudan en empezar a aprender inglés para poder dar a conocerse e ir adentrándose en una industria que los acoge con los brazos abiertos gracias a sus ventas.
Pero, aunque podría parecer que todo les sonríe, lo cierto es que existen multitud de rumores respecto a estos cantantes. Explotación para conseguir que dominen habilidades como el baile, retoques estéticos para mejorar el físico, contratos donde la agencia se lleva la mayor parte de las ganancias, creación de una imagen ficticia que entusiasma a los seguidores, con la consecuente falta de libertad...
El caso más sonado de rebelación ante estas condiciones fue la del grupo DBSK, pertenciente a SM Entertainment, una de las agencias más importantes del sector. Tres de los miembros de la banda denunciaron a la agencia por contrato esclavista y crearon JYL, que actualmente goza de gran éxito aunque no sin haber pasado por dificultades.
Sin embargo,otro tipo de polémicas se suman a esta. La muerte prematura de estas estrellas, demasiadas veces a causa del suicidio, ha seguido siendo habitual en los últimos tiempos. King Jong-hyun, componente del grupo Shinee, que a los 27 años decidió quitarse la vida, dejó una nota al respecto: “Estoy roto por dentro. La depresión que lentamente me ha ido carcomiendo ya me ha devorado y no he podido superarla”. Enfermedades mentales causadas por una presión con la que se ven incapaces de lidiar.
Si se escarba un poco más en los hechos, uno de los casos más graves relacionados con el K-pop ocurrió en marzo de 2019, momento en el que la polícia de Corea del Sur detuvo a Lee Seung-hyun, conocido artísticamente como Seungri y miembro de uno de los grupos musicales más conocidos del mundo, Big Bang. El joven era acusado de ser el cerebro de una serie de agresiones sexuales.
Hace tan solo unas semanas, la Justicia coreana confirmó esta acusación de manera formal, por lo que Seungri tendrá que defenderse de varios delitos graves: organizar una red de prostitución, incitar a la violación de mujeres y actividades ilegales relacionadas con juegos de azar. Además, fueron detenidas unas 350 personas más relacionadas con la situación.
Según el auto, Seungri lideraba a una red que trabajaba en un club nocturno del que es codueño. Allí se drogaba a chicas, que perdían la consciencia, para ser ofrecidas a clientes que pagaban grandes sumas de dinero por abusar sexualmente de ellas. Su mafia funcionó durante varios años e incluso se llegaron a grabar vídeos.
Este caso salpicó a personas muy importantes relacionadas con la industria del K-pop, siendo destapadas prácticas ilegales y reflejando, de nuevo, el lado más oscuro de dicho fenómeno. A la espera de ver cómo termina el asunto, parece que la imagen idílica que se quiere mostrar dista mucho de los secretos que se esconden tras los escenarios.
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