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Alberto Garzón, el chaquetero: así ha cambiado su “look” comunista
El Ministro parece haber entendido la importancia que la imagen tiene en un político
Es curioso cómo la progresión de estilo de Alberto Garzón ha ido paralela a su progresión política. Y es que poco parece quedar ya de aquel joven líder de Izquierda Unida que se casaba en 2017 en unas idílicas bodegas riojanas con un chaqué (o lo que fuera aquello) que dejaba bastante que desear. A uno de los días más importantes de su vida, el ahora Ministro de Consumo se presentó con muchas ganas, pero lo cierto es que con poco glamour: el cuello y los puños los llevaba desbocados, la chaqueta tenía un diseño de espalda extraño y el nudo de la corbata no estaba bien hecho.
Lo de la corbata puede tener su explicación. La encontramos en las pocas veces que solía hacer uso de ella. Y decimos solía porque Garzón ya se ha hecho un máster en esta prenda. Desde que ha accedido a la cartera de Consumo, el malagueño no ha dejado de lucirla. Si dicen que la presión de un ministerio puede ser como vivir con la soga al cuello, está claro que en el caso de Garzón esta soga sería de tela (lisa, a rayas... depende del día). E incluso ha mejorado a la hora de hacerse el nudo y ya parece controlar tanto el tipo de cuello como el de nudo: inglés el primero, sencillo el segundo. Debe pensar que si comienza a emplear un código de estilo más propio de la clase burguesa tiene que diferenciarse al menos de aquellos en el modelo: a Pablo Casado le suele gustar más el cuello italiano y los nudos los lleve bastante más estrechos.
Pero, como casi todo en la vida, la moda es un aprendizaje, y él se ha puesto las pilas en este sentido. Los peores momentos hasta la fecha los vimos tanto en su toma de posesión como en su primer día en el Consejo de Ministros. Sus opciones no fueron las más adecuadas, ni por la talla en Zarzuela, ni por el color en Moncloa. Y es que, sin razón aparente, el autor de “¿Quién vota a la derecha?” tiene cierta tendencia a colores claros, a unos grises solo aptos para verdaderos expertos en esta materia y eso, para desgracia de Garzón, se le da mejor a la nobleza. El mejor ejemplo a seguir sería el de Felipe VI o el de Carlos de Inglaterra.
Para que vean cómo le ha cambiado el estilo a Alberto Garzón, basta un pequeño detalle que lo demuestra. Durante muchos meses, el ministro más joven del gabinete de Pedro Sánchez solía llevar el pin antifascista (un triángulo invertido rojo) en el cuello de la americana o muy por debajo de ojal de la chaqueta, una práctica rara de encontrar en cualquier hombre, que suele aprovechar para estos menesteres el ojal de la solapa de las chaquetas. Pues bien, desde que ha accedido al Ministerio se ha colocado el pin en su sitio. ¿Quién le dio esta lección de moda?
Donde más ha sabido mejorar su estilo Garzón ha sido en sus propuestas de sport. Ya como ministro, en el homenaje en Madrid al poeta Marcos Ana, el político acudió con una elegante chaqueta marrón con pespuntes en las solapas, que combinaba con un jersey de cuello cisne. Sencillo, deportivo, pero sin renunciar a la elegancia que se le puede presumir a un representante público. Días después volvió a demostrar de manera clara que al parecer aspira a ser el ministro trendy del ejecutivo. En esta ocasión fue en la reunión informal que el Gobierno tuvo en la finca de Quintos de Mora. Allí se presentó con un look de chaqueta y pantalón combinado con un jersey, con el que se colocó en lo alto del podio de estilo de aquella jornada, por encima incluso del mismísimo anfitrión, el presidente Pedro Sánchez. Y, frente al estilo más desarreglado de su compañero de coalición y nuevo también en la bancada azul, Pablo Iglesias, el de IU parece haber entendido mejor la importancia que la imagen tiene en un político, aunque se siente en el lado más a la izquierda de hemiciclo. Así que está claro que Garzón ha optado por cambiarse de chaquetas, siguiendo aquella frase de líder anarcosindicalista Salvador Seguí: “Respeto la dignidad de la gente que me ha elegido”.
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