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El cabreo de Ortega Cano por una cuestión de “cuernos”
El torero se enfurece cada vez que Antonio Pavón flirtea con su esposa, Ana María Aldon, en ‘Supervivientes’
Los dos son toreros, uno figura por méritos propios, el otro presume de serlo aunque no se le ve enfrentarse al astado. El veterano, José Ortega Cano, se enfurece cada vez que Antonio Pavón flirtea con su esposa, Ana María Aldon, en ‘Supervivientes’. Aun así, el maestro asegura que “estoy muy contento con la actitud de mi mujer en la isla y espero que llegue a la final. Antes de irse al concurso ya quedamos que iría por ‘libre’. Todo va bien”.
Pero tuerce el gesto y calla cuando se le cuestiona el tonteo de Pavón con la madre de su hijo pequeño, en eso se nota que el cabreo va por dentro.
Entre toreros todo es cuestión de “cuernos”, que en este caso no debemos traducirlo como infidelidad. Ortega es muy macho y chapado a la antigua y quizá piensa que la isla, más que un retiro espiritual, es la casa de los líos. O el camarote de los Hermanos Marx.
Tanto roce le perturba, y Pavón se acerca demasiado a Ana María, los gestos de amistad, o flirteo, le saben a carantoñas, infundadas, pero eso, carantoñas. Puede que José tenga demasiado atada a su señora esposa en un matrimonio en el que parece el protagonista absoluto y ella la fiel compañera de vida, la madre y la ama de casa. Ya veremos si, al igual que ocurrió con Rosa Benito, otra superviviente de primera línea, Aldón descubre en Honduras que existe otra vida distinta que la puramente, y es posible que rutinaria, familiar. Y es lo que le asusta tanto al torero. Sería una estocada fatal para el hombre tranquilo.
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