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Emilio Javier vive con su ex mujer, mientras se cita con María Teresa Campos
Si Edmundo Bigote Arrocet tiene un curriculum sentimental digno de un experto ligón, Emilio es un seductor nato
Como afirma el dicho popular , “salir de Málaga para acabar en malagón”. Eso es lo que podría suceder en la vida de María Teresa Campos tras la súbita aparición en su vida de Emilio Javier Gómez, el veterano periodista radiofónico que se ha convertido en acompañante asiduo de la comunicadora. Un sesentón de muy buen ver, atento y simpático.
Si Edmundo Bigote Arrocet tiene un curriculum sentimental digno de un experto ligón, Emilio es un seductor nato, aunque solamente se le conocen tres amores duraderos. Casado, divorciado y reconciliado con su esposa Encarna, padre de tres hijas, le atribuyen otros dos amores, el que mantuvo con una compañera de trabajo de nombre María José, y un segundo con una guapa dentista de color.
Fueron sus hijas las que propiciaron la reconciliación con su madre tras una primera ruptura que acabó en divorcio. Siguen separados legalmente, pero parece ser que continúan compartiendo domicilio, un chalet situado en una urbanización de las afueras de Madrid. Y se supone que Emilio se habrá sincerado con Teresa poniéndole al tanto de la verdadera situación con la madre de sus hijas. Porque nuestra fuente asegura que Encarna y su ex viven bajo el mismo techo. Si han recuperado el amor o es una unión de conveniencia, es un misterio del que muy pocos están al tanto.
Dicen que a Encarna le encanta ver a su marido como protagonista televisivo. Son pocos los que la conocen personalmente, porque su esposo no ha prodigado las salidas sociales con ella. Ni sabemos qué opina de sus mediáticas citas con la Campos. Y menos cómo le sentó hace unos días, cuando le preguntaron a Teresa qué le unía a Emilio, contestara riéndose y mirando fijamente a su gentil acompañante: “Somos amigos y residentes en Madrid, ¿no?”
En el ambiente de las ondas, a Gómez se le conoce como un hombre al que le gusta relacionarse con el “famoseo”, presumido, elegante y seductor.
Una antigua compañera suya revela a La Razón que “le gustaba flirtear pero sin pasarse. No era un sobón, más bien un piropeador nato. Le gustaba rodearse de mujeres. Y muy tacaño, a la hora de pagar siempre se escaquea… es un poquito roñoso”.
Ironías de la vida, Gemma Serrano, la amiguísima de Arrocet, se vuelve a cruzar en la vida de María Teresa, porque, nos cuentan, colabora asiduamente con Emilio Javier en la radio, exactamente en el programa matinal de la Inter, “Saludable”, que el amigo especial de la antaño Teresita conduce.
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