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La despedida al marqués de Griñón: nobleza, vino y mujeres

El aristócrata falleció ayer a los 83 años a causa del coronavirus. Su mujer, Esther Doña, y sus hijos Tamara, Aldara y Duarte, permanecen en estado de shock, ya que no esperaban el fatal desenlace

Carlos Falcófallecía este viernes en la fundación Jiménez Díaz tras haberse contagiado con el coronavirus. Los amigos y familiares se encuentran desolados ante esta muerte inesperada. La cuarentena y las restricciones impuestas por el Gobierno para atajar la pandemia harán imposible un funeral multitudinario.

Era un hombre muy querido y respetado en el mundo del vino, del aceite y del lujo como presidente del Círculo Fortuny, que englobaba a ese sector. Había cumplido el 3 de febrero 83 años. Se casó cuatro veces, tuvo cinco hijos –Manolo, Xandra, Tamara, Aldara y Duarte– y cinco nietos. Era afable, generoso y tenía un gran sentido del humor. Decía que le habría gustado nacer en el Renacimiento por la capacidad que poseía aquella época para el aprendizaje. Le gustaba investigar y por eso fue capaza de sacar sus excelentes vinos en una zona de Toledo donde se comercializaba “el peleón”. Hasta su finca Casa de Vacas en Malpica del Tajo (Toledo) llevó sus vides, una variedad que con el tiempo le dio grandes alegrías. En esa casa solariega vivió su separación de Isabel Preysler y la de Fátima de la Cierva. Y también fue el lugar donde crecieron sus dos hijos pequeños, Duarte y Aldara. Era su retiro. Y recordaba para los que no conocían la novela ‘Horizonte perdido’ que se trataba de un lugar ficticio donde reinaba la prosperidad y la paz.

Entrevista Marques de Griñon, Carlos Falco© Alberto R. Roldan / Diario La Razon01 03 2018
Entrevista Marques de Griñon, Carlos Falco© Alberto R. Roldan / Diario La Razon01 03 2018albertoroldan.com

En Casa de Vacas reunía a su amplísima familia, a sus amigos y a los periodistas cuando le solicitaban entrevistas. No entendía el interés de la Prensa por nada que no tuviera que ver con su trabajo. Cuando se le comentaba que no todo los hombres tenían una trayectoria amorosa tan extensa se lo tomaba con ironía. Recordaba que la primera vez que apareció en público con Preysler se asombró del interés que despertaba la que después se convertirá en su segunda mujer e incluso llegó a sentir agobio. Muchos años después la fama de su hija Tamara cuando se convirtió en ganadora del concurso ‘MasterChef’ le hacía gracia. “No tenía ni idea que supiera cocinar. Ahora soy el padre de Tamara”, decía.

En septiembre de 2017 celebró su cuarta boda con Esther Doña, a la que conoció en Málaga en una cata de vinos. Vivían en su finca El Rincón en Aldea del Fresno. Este invierno se trasladaron a Madrid por deseo de ella que prefería el bullicio de la capital. Al marqués la vida social le gustaba lo justo. Fue a raíz de su última relación cuando empezó a frecuentar actos sociales. La presentación pública de Doña cuando ya su noviazgo era semioficial fue en los Premios de Poesía que organiza todos los años Loewe. Su aparición resultó impactante y Falcó estaba encantado de la vida. Había rejuvenecido con este matrimonio y paseaba su alegría por los lugares de moda.

El marqués de Griñón, Carlos Falcó, y Esther Doña / Foto: La Razón
El marqués de Griñón, Carlos Falcó, y Esther Doña / Foto: La Razónlarazon

El marqués nació un 3 de febrero en el palacio de Las Dueñas propiedad del Duque de Alba y esta decisión del destino le daba el privilegio de instalarse allí cuando estaba en Sevilla. Al menos así lo contaba, aunque la realidad eran los lazos familiares con la Casa de Alba. Hasta los nueve años su educación estuvo marcada por las ideas liberales de su padre, Manuel Falcó, experto en Historia del Arte, aficionado a la restauración y mano derecha de Don Juan de Borbón. Después estudió en el Liceo Francés y en el severísimo internado navarro de Lecaroz, donde no lo pasó bien. Contaba que era una especie de claustro carcelario donde había que entregar a los responsables todo el dinero al ingresar, con duchas de agua helada, gimnasia al aire libre, y lo que peor llevaba era que a los alumnos les entregaban la correspondencia abierta. Al acabar el bachillerato se marchó a Bélgica y se matriculó en la universidad católica de Lovaina, donde obtiene el título de ingeniero agrónomo. Se instala en las tierras que hereda de su abuelo ante el estupor de amigos y familiares. En aquellos años que un Falcó Fernández de Córdoba, grande de España, madrugara para ir al campo era incomprensible. Lo calificaban de esnob. En el ambiente en que se movía el hijo de Montellano solo se madrugaba para ir de caza. Y Falcó era feliz en su campo de Casa de Vacas donde su tenacidad le sirvió para conseguir comercializar sus vinos. Introdujo mejoras como el goteo y otras innovaciones que sirvieron para mejorar las cosechas y sus añadas.

Carlos Falcó
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En 1963, el mismo año en que muere su hermano Felipe en un accidente de coche, se casa con una joven veinteañera de buena familia, Pilar Juana Girod, conocida como Jeannine. Se instalan en California, donde aprende nuevas especialidades agrícolas. Tuvieron dos hijos y el matrimonio duró siete años, los mismos que su relación conyugal con Preysler. Hasta que se enamoró de Fátima de la Cierva hubo varias novias que no calaron pero que sirvieron para coronarle como un gran seductor. Finalmente, encontró de nuevo el amor en Esther Doña, con quien ha recorrido este último tramo de su vida.