Fernando Simón, Pablo Iglesias, Pilar Llop, y otras curiosidades del homenaje a las víctimas de la COVID-19

Pocas veces hemos asistido a ceremonias tan solemnes en la Plaza de la Armería del Palacio Real de Madrid como la de este jueves. Esta espectacular ubicación, que habla de la hegemonía de los Borbones, había sido designado por el Gobierno de España como escenario para el acto de reconocimiento de las víctimas de la COVID-19.

Los Reyes, la Princesa Leonor y la infanta Sofía, vestidos de oscuro, llegaban puntuales cuando faltaban quince minutos para que dieran las nueve de la mañana. Allí les esperaban los 400 invitados a este acto que ya habían tenido tiempo de ir colocándose poco a poco en sus sitios asignados alrededor del pebetero, elemento pensado para ser el centro de todas las miradas aunque algunos de los convocados le robaron el protagonismo.

Es el caso de Fernando Simón que frente a la sobriedad general de las mascarillas (se ha visto muchos modelos en color negro) ha optado por una de sus favoritas con un dibujo de tiburones. Si bien es cierto que no es la primera vez que hemos visto al director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias del Ministerio de Sanidad con ella, muchas personas en Twitter se han escandalizado por esta elección. Y razón no les falta. Quizás Simón no ha sabido ponderar la sobriedad de esta convocatoria, más proclive a diseños sencillos y no llamativos, que dejaran todo el protagonismo al propio evento.

Pero él no ha sido el único. Los dos líderes de Podemos, Pablo Iglesias y Pablo Echenique (esperemos que considerar líder a Echenique no le cree problemas con Iglesias) han sido los más polémicos al aprovechar este día para una reivindicación de la Sanidad Pública. La idea, como se ha comentado en las redes, estaba totalmente fuera de lugar. Como solía decir Jordi Pujol, “hoy no tocaba”. Iglesias, que con posterioridad se ha cambiado de modelo para lucir uno más sobrio, también ha generado cierta controversia al volver a negarse a llevar corbata en un evento de esta categoría, mientras que, como todos recuerdan, sí se puso pajarita para los Premios Goya.

Las reivindicaciones regionales también han estado presente en Madrid. Miguel Ángel Revilla lucía una mascarilla donde destacaba de manera llamativa la bandera de su tierra, muy diferente a la que llevaba José María Aznar, que si bien lucía la enseña nacional, lo hacía de una manera muy disimulada, muy similar a la manera en la que la ha lucido, por ejemplo, Emmanuel Macron. El rojo era el protagonista de la que portaba Juan Carlos Zapico Revuelta, jefe de la Policía Foral de Navarra que destacaba entre los invitados por el llamativo color de su uniforme y mascarilla, además de por haberse cuadrado delante del pebetero como señal de respeto.

Pero si alguien se ha llevado la palma ha sido la presidenta del Senado, Pilar Llop. Frente a la sobriedad que hemos observado en las autoridades (la Reina Doña Letizia ha destacado por su elegancia en azul oscuro), Llop ha preferido un dos piezas formado por una blusa drapeada en color champán y una falda morada, una opción más propia para una recepción en el Palacio Real que del acto que les reunía a todos allí. Junto a ella hemos podido ver en algunos momento a la Presidenta del Congreso, Meritxell Batet, que si bien iba de negro, la generosa abertura de su falda le ha jugado alguna que otra mala pasada. Mala opción para ese día también.

La anécdota simpática en esta ocasión ha sido para la Princesa de Asturias. Leonor tuvo que recordar a su padre que debía volver a ponerse la mascarilla tras la lectura de su discurso. El Rey, rápidamente, corrigió su despiste.