La “ordinaria” última cena de Belén Esteban

Su triunfo, junto a Jorge Javier Vazquez, en “La última cena” no exime a Belén Esteban de la ordinariez. Sus gritos, desplantes y salidas de tono no pasaron desapercibidas. La de Paracuellos se siente cómoda en ese rol arrabalero que le caracteriza, proclive a un vocabulario falto de elegancia y burdo en demasía.

Si Valle Inclán resucitará tendría musa para sus esperpentos, no cabe la menor duda. Pero a la “princesa pueblerina” se le consiente todo en aras de contentar a una audiencia que no espera de la Esteban más de lo poco que puede ofrecer. Un bagaje escaso que ya harta a muchos.

Agotado el tema Jesulín, incapaz de ofrecer exclusivas, inoportuna muchas veces con sus estrambóticos comentarios en directo, buscadora de aburridas polémicas... su estrella comienza a declinar. Y puesta a perder, acabamos de enterarnos que a la sentencia que le obliga a pagar diez mil euros a Ángela Portero, se une otra en la que ella y uno de sus hermanos también han perdido, un proceso que les enfrentaba a una importante revista del corazón.