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La escalofriante historia de Virginia Gioffre

Tenía 17 años cuando fue obligada a acostarse con el príncipe Andrés y afirma sin tapujos que ocurrió en tres ocasiones. «quería huir y esconderme», ha confesado

El culebrón de Jeffrey Epstein, las revelaciones terribles a cuenta de su red de pederastas, vuelve a girar sobre una de las figuras más nebulosas y principales del drama, el príncipe Andrés. Al que vuelven a citar dentro del proceso contra Ghislaine Maxwell, la ex amante, heredera millonaria y presunta madame de un Epstein que se ahorcó el pasado verano en su celda de Manhattan, después de que el FBI lo detuviera acusado de todo el catálogo imaginable de delitos sexuales. Condenado una década antes por abusos de menores, Epstein nunca habría dejado de participar y organizar camas redondas, orgías y otras bacanales con niñas de hasta 14 años. Algunas de ellas llevan meses largando de lo lindo.

Una, concretamente, tenía 17 años cuando fue obligada supuestamente obligada a acostarse con el príncipe Andrés. Habría sucedido hasta en tres ocasiones. Por supuesto que nada de esto está sustanciado y probado en juicio, pero el sumario contra Maxwell que lleva la juez de Nueva York, Loretta A. Preska, ha sido espigado por medios como Le Figaro y tiene bombas como el testimonio de Virginia Giuffre, que afirma sin tapujos que existieron las relaciones con el aristócrata.

Captadas con regalos

Cuenta el rotativo francés que Giuffre publicará en breve un libro, «The billionaire playboys club» («El club de los playboys billonarios»), donde acusa a Maxwell y Epstein de organizar una suerte de red de esclavas sexuales.

Niñas y adolescentes, captadas con regalos y posteriormente introducidas en la viscosa trama que permitía explotarlas, pasearlas por medio mundo y ofrecerlas a los amigos ricos y famosos que frecuentaban las posesiones del millonario en Nueva York, Nuevo México y las Islas Vírgenes.

Giuffre afirma que el príncipe Andrés uso juguetes sexuales en sus relaciones y que el primer encuentro tuvo lugar en Londres. Según Le Figaro Epstein prometió a la joven que iba a conocer a un «príncipe de Inglaterra», que fueron a cenar junto a Maxwell y el propio Epstein, que después acudieron a una discoteca y que allí el príncipe le «susurró palabras dulces» y le «besó la nuca». «Me reí entre dientes», añade, «No sabía qué decirle a un hombre anciano con una sonrisa malvada y técnicas de acercamiento cuestionables (…) Era uno de los bailarines más terribles que he visto y no pude evitar reír». Posteriormente habrían ido al apartamento de Maxwell y allí fue obligada a darle un masaje erótico en un jacuzzi. Hubo, sostiene, un segundo encuentro, en uno de los palacetes de Epstein.

«Quería huir y esconderme para no volver a sentir sus manos sobre mí», transcribe el periódico francés. «Me dijo dónde quería que lo tocara y cuándo (...) Mi trabajo era mantenerlo entretenido en todo momento». Y una tercera ocasión, en Nuevo México, donde volvieron a mantener relaciones sexuales obtenidas presuntamente mediante la coacción.

Giuffre, por cierto, también ha mencionado, en una reunión con sus abogados, en 2011, que vio al expresidente Bill Clinton en la isla propiedad de Epstein y que este le aseguró que Clinton estaba allí porque le debía «un favor».

«Me vendieron»

La mujer, en otra serie de papeles, en este caso publicados por el diario The Guardian, explicó que Jeffrey Epstein y Ghislane Maxwell trabajaban en tándem y que es imposible comprender las presuntas actividades delictivas del primero sin interesarse por la labor de la segunda. «Ambos traficaron conmigo», dijo. «Ghislaine me trajo con el propósito de ser traficada. Jeffrey era tan parte de eso como ella. Ella era tan parte de eso como él. Me vendieron a muchísima gente. Y para ser honesta, hay personas a las que podría nombrar, y luego hay personas que son borrosas. Pasaron muchas cosas. Ghislaine Maxwell me metió en la industria del tráfico sexual. Abusó de mí con regularidad. Ella es la que me consiguió, la que me dijo qué hacer, la que me entrenó como esclava sexual. Me maltrató física y mentalmente».

Y el caso no acaba aquí: de hecho el Sunday Telegraph ya informó de que otra serie de mujeres, entre otras Sarah Kellen, Adriana Ross, Lesley Groff y Nadia Marcinkova., también actuaron como «reclutadores, entrenadoras, parejas sexuales y amigas».

Marcinkova, de hecho, ha comentado que fue víctima de la red de delincuentes sexuales a la edad de 15 años. Hablando con el británico Telegraph otra de las supuestas víctimas,

Sarah Ransome, sostuvo que «Cuando Jeffrey me quería, ya sabes, Sarah Kellen o Ghislaine me llamaban a su habitación, y yo no tenía más remedio que ir».