Gente
Maite Zaldívar: “Yo sé lo que ocurrió el día que Kiko Rivera firmó en la notaría la hipoteca de Cantora”
Kiko tenía 18 años recién cumplidos y puso su parte de la finca en peligro, al avalar con su herencia una operación para que su madre tuviera liquidez.
La ex mujer de Julián Muñoz no se sorprende ante el rumbo que ha tomado la que fuera una idílica relación materno filial entre Isabel Pantoja y su único hijo biológico. Según ella, de cara a la galería, todo iba bien entre ellos pero, de puertas adentro, la realidad era muy distinta. “No me extraña que su hijo haya abierto los ojos. Siempre dije que Pantoja no era la madraza que decía ser. ¡Lo que estará pasando y habrá pasado un hijo para hablar así de su madre!.”
Pantoja arremete contra su nuera y Kiko advierte: “No me voy a callar absolutamente nada”
Kiko Rivera: “El que tiene que sentir vergüenza es el que engaña”
“Esto nos da la razón a los que desde hace casi veinte años ya habíamos retratado fidedignamente a Isabel Pantoja: su prepotencia, su ambición desmedida y los escasos afectos verdaderos de esa mujer”-me dice Zaldívar por teléfono. “Yo sé muy bien cómo se realizó aquella operación en una notaría de Cádiz. En el balcón de la notaría, vestido de blanco y fumando, estaba Julián Muñoz”.
Maite se refiere al día en que Kiko Rivera perdió el control de la finca de su padre para siempre, nada mas cumplir la mayoría de edad, poniendo su parte de Cantora como aval en una escritura de préstamo hipotecario. En el acto notarial en el que se hipotecó la finca se encontraban, además de Isabel Pantoja y su hijo, Julián Muñoz y Sandokán, socio del presidente de Caja Sur, entidad que exigió para conceder una hipoteca de 2.700.000 euros que se avalara con la totalidad de la propiedad de la finca.
“Yo sé lo que ocurrió el día que Kiko Rivera firmó en la notaría. Allí, prácticamente, se quedó sin su parte de Cantora para ayudar a su madre. Lo conté en su día y hay testigos. En concreto, había tres personas además de madre e hijo” -me confiesa Maite por teléfono desde Marbella. Charlamos un rato de los tiempos en los que su vida dio un giro dramático con la irrupción de Isabel Pantoja: “Han pasado 20 años pero tengo buena memoria”.
El cebo de Maite Zaldívar y su conocimiento de las tropelías realizadas por la tonadillera durante su relación con el que fuera su marido, Julián Muñoz, es suficiente para tirar de un hilo sin fin que muchos periodistas vivimos en primera persona. Han pasado tantas cosas desde aquel febrero de 2002, en que descubrimos anonadados la relación de la tonadillera con el alcalde de Marbella, que este enfrentamiento familiar vuelve a sacar a relucir los fantasmas del pasado de I.P.
En una notaría de Medina Sidonia, y con los 18 recién cumplidos, Kiko pone en manos de su madre y en peligro, su parte de Cantora.
Sí siendo un bebé, su madre le había arrebatado la mayoría de la propiedad de Cantora en una notaría de Sevilla y ante la vista de Antonio Ordóñez, Carmina y Teresa Rivera, en esta ocasión, dos hombres acompañaban a la tonadillera: Julián Muñoz Palomo, su entonces pareja y Sandokán, como se conocía al poderoso constructor cordobés Rafael Gómez, socio del presidente de Caja Sur, la entidad que iba a conceder un préstamo hipotecario por la finca Cantora. Todos ellos, Julián, Sandokán y Pantoja, acabarían imputados en la Operación Malaya.
Isabel había tenido que esperar a la mayoría de edad legal de su hijo para poder hipotecar la finca ya que, al tratarse de un bien pro indiviso, Kiko debía tener 18 años para convertirse en avalista y titular de un préstamo. Así comenzaba el largo recorrido hacia el abismo del patrimonio de Kiko Rivera.
Por primera vez, Cantora, la finca más querida de Paquirri, comprada antes incluso de su matrimonio con Carmen Ordóñez, y el lugar dónde convivió con la tonadillera, servía de aval para solucionar los graves problemas económicos de Isabel Pantoja.
El día en que Cantora se hipotecó por casi 3 millones de euros
Fue en una notaría de Medina Sidonia, término municipal al que pertenece la finca Cantora, donde tuvo lugar este acto jurídico notarial en el que estuvo presente Julián Muñoz y otras dos personas. Una de ellas fue “Sandokán”, la copia cordobesa de Jesús Gil y Gil, constructor, presidente de un club de fútbol y aspirante a alcalde de Córdoba, que se convertiría en el hombre más rico y poderosa de la ciudad del califato. Julián Muñoz, amigo del cordobés, por las visitas que hacía al despacho de Roca en el que se firmaban las operaciones de desarrollo inmobiliario de Marbella, tiró de contactos para ayudar a su novia a hipotecar la Cantora. Isabel necesitaba liquidez urgentemente.
Una operación hipotecaria que pone en peligro la herencia de Kiko
Kiko, propietario de un 49% de la finca Cantora, se convierte aquel aciago día de verano en avalista y titular, junto a su madre, de esta enorme carga hipotecaria. El chaval, un bala perdida que sólo piensa en copas y chicas, hace lo que su madre le pide. Ella está tranquila. Isabel vive su resurgir económico al convertirse en “alcaldesa consorte” y no parece preocupada por contraer una deuda millonaria con la entidad Caja Sur. Ella sabe que cuenta con los recursos económicos de Julián Muñoz, que cada día le ingresa 3.000 euros en su cuenta corriente.
Pantoja hipoteca la Cantora por 20 años, poniendo como garantía la propiedad total de la finca, en julio de 2002. A pesar de la elevada cuantía mensual, la cuota no deja de pagarse hasta que Julián Muñoz ingresa en prisión al ser encarcelado en el marco de la Operación Malaya. Entonces comienzan los verdaderos quebraderos de cabeza para pagar de Isabel Pantoja que, años después, emprendería el mismo camino hacia el trullo que su ex pareja.
En 2012, tras el ingreso de la tonadillera en prisión, los juzgados de Marbella realizaron un embargo preventivo en concepto de fianza sobre la parte de la finca que es propiedad de Isabel. La fianza por su condena en la causa Malaya, se convirtió en multa que la cantante pagó gracias a los préstamos de sus amigos. Un dinero que, según Gema López aún no ha devuelto y que algunos de los prestatarios estarían dispuestos a reclamar judicialmente.
Sobre la finca, además de las cargas hipotecarias y los embargos judiciales, llegarían nuevas anotaciones por deudas.En 2014, la parte de Cantora de Kiko Rivera fue embargada de forma preventiva por un presunto fraude en las declaraciones de IRPF realizadas por el DJ en 2007, 2008 y 2011. Los impagos harían que, en 2015, peritos oficiales del Estado la tasaron oficialmente ante su previsible salida a subasta pública. La cantidad en la que se tasó Cantora, 4.400.000 euros, era muy similar al valor de las deudas con las diferentes administraciones que madre e hijo acumulaban. Fue entonces cuando consiguió firmar un acuerdo con Hacienda de modo que se hizo una hipoteca a favor de la agencia tributaria de más de 1 millón de euros. Cantora pasó a estar en manos de Hacienda y ella, a cambio, les iba pagando unas cuotas.
Aunque no está claro si está al día de los pagos, en caso de que no pudieran pagarla, Kiko se quedaría sin la herencia de su padre y la Cantora saldría a pública subasta.
✕
Accede a tu cuenta para comentar