¿Acabará otra vez Isabel Pantoja en los juzgados?

El abogado de los hermanos Rivera lo deja muy claro en el programa “Viva la vida”. Sus clientes solicitarán judicialmente que Isabel Pantoja cumpla la sentencia que la condenaba a cumplir una última voluntad de Francisco Rivera Paquirri en su testamento, por la que la tonadillera, su viuda, debía entregar a Francisco y Cayetano, los hijos mayores del torero, nacidos durante su matrimonio con Carmina Ordóñez, una serie de pertenencias personales, entre las que se cuentan útiles de torear, trajes de luces, capotes, monteras, espadas… En su momento, Pantoja explicó que le era imposible obedecer el dictamen del juez porque habían robado en su casa y se llevaron esas pertenencias.

Como ahora, Kiko Rivera Pantoja ha reconocido que el legado sigue guardado en la finca “Cantora”, donde reside la artista, y que el pasado dos de agosto lo vio personalmente, el letrado Joaquín Moeckel, representante legal de Francisco y Cayetano, en nombre de sus clientes, aclara que “vamos a solicitar la ejecución de una sentencia judicial que en su momento no se cumplió. Los hermanos Rivera tuvieron que interponer una demanda judicial al no entregar la señora Pantoja lo que legalmente, y por decisión de su padre, les pertenece. El juez falló a favor de mis clientes, y la sentencia nunca fue cumplida voluntariamente. Y cuando debía entregar esos bienes, resulta que Isabel Pantoja denuncia que se los han robado. Las manifestaciones de Kiko, el otro hermano Rivera, en el sentido de que ha visto esas pertenencias en la finca donde vive su madre, hace que removamos lo que haya que remover. Porque si se denunció un robo ficticio esto tiene sus consecuencias. Cuando una sentencia civil no se cumple por las buenas se pide en el juzgado la ejecución civil. Y es en lo que vamos a insistir. Aquí no estaríamos solamente ante un delito de denuncia falsa, sino también de una desobediencia judicial e incluso de una supuesta apropiación indebida.”

Por tanto, solicitarán la continuación de la ejecución civil que no se pudo llevar a cabo hace años y que no ha prescrito. Moeckel manda un mensaje muy claro a la tonadillera: “si metió la pata hace años, y no entregó los bienes aludiendo a un presunto robo, que no la vuelva a meter ahora, porque estaría demostrando una conducta reincidente.” Y las consecuencias serían muy graves.