Casa Real

La primera Navidad en Zarzuela sin el Rey Juan Carlos

La decisión del Rey Juan Carlos de no regresar a España le protege de ataques de ciertos partidos. Se elegirá con cuidado su futura vuelta a España

Felipe VI y la Reina Letizia con sus hijas antes de presidir la reunión del patronato de la Fundación Princesa de Girona
Felipe VI y la Reina Letizia con sus hijas antes de presidir la reunión del patronato de la Fundación Princesa de GironaZipiEFE

Al final, no pudo ser. El Rey Juan Carlos decidió finalmente renunciar a sus deseos de regresar a su país para pasar las fiestas navideñas junto a parte de su familia en el que ha sido, hasta hace cuatro meses, su residencia en el madrileño Palacio de la Zarzuela. Lo que está claro en estos momentos es que el anterior Monarca, por primera vez en su vida, no podrá celebrar la Navidad en su casa y tendrá que pasar la Nochebuena, el fin de este terrible año y la entrada en un 2021 que todos deseamos que sea el que deje atrás la pandemia de la Covid-19, en la capital de Emiratos Árabes Unidos. También en la ciudad de Abu Dhabi, en la que allegados del Rey Juan Carlos han declarado al influyente diario británico «The Times» que se siente solo, mayor y aburrido, el anterior Jefe del Estado cumplirá 83 años el próximo 5 de enero. Un nuevo paso adelante en su ya larga y azarosa vida. Los motivos alegados oficialmente por el padre de Felipe VI para renunciar a su fuerte propósito de volver a territorio español son obvios y dentro de lo razonable: la existencia de la pandemia del coronavirus que aún amenaza seriamente con múltiples contagios a miles de personas. A ello se añade la circunstancia agravante de que él se encuentra en ese tramo de edad que se considera de alto riesgo, en caso de resultar contagiado por coronavirus.

Aunque no hay reacción oficial por parte de la Casa del Rey de cómo se ha recibido esta noticia en la sede de la Jefatura del Estado, es fácil suponer que las hijas de Don Juan Carlos, las Infantas Elena y Cristina, además de sus respectivas familias, se hayan llevado un gran disgusto al saber que su padre va a estar solo en unas fiestas que son el icono de lo que la Navidad representa para las familias: el momento de encuentro por antonomasia de padres, hijos, abuelos, hermanos y otros miembros más lejanos de gentes que tienen un origen común.

Don Felipe y Doña Letizia
Don Felipe y Doña LetiziaPOOLREUTERS

Ruido mediático

Detrás de las palabras de Don Juan Carlos, transmitidas a sus allegados y a dos comunicadores muy conocidos, la presentadora de Antena 3 Televisión Susanna Griso y el líder de la emisora de radio COPE Carlos Herrera, convertidos en portavoces del anciano Rey a falta de portavoces oficiales de la Casa del Rey, hay otra realidad. Es la polémica que se ha originado desde el minuto uno en el que se dio a conocer el deseo del Rey de volver a su país. La noticia cayó como una bomba en ambientes gubernamentales y en el Palacio de la Zarzuela, en donde se instaló inmediatamente en esta última el temor de que la presencia de Don Juan Carlos en España iba a intensificar la ya de por sí muy agresiva campaña antimonárquica de los partidos que están totalmente implicados en el derrocamiento de la Corona. Unidas Podemos, Izquierda Unida y los independentistas catalanes y vascos seguro que hubieran aumentado el ruido mediático para amargar a la Familia Real desde el momento que el Rey Emérito pusiera un pie en suelo español. Todo ello a sabiendas de que Don Juan Carlos no tiene una sola causa penal abierta en estos momentos, por lo cual podría venir a España cuando quisiera.

En el Palacio de la Zarzuela, en los tiempos de tranquilidad y convivencia familiar, la Reina Sofía era la encargada de preparar el ambiente con adornos que ella compraba y que colocaba por la zona que servía de residencia. En el salón donde se juntaban en su vida diaria, se ponía el árbol con sus luces y bolas junto al tradicional Belén y todos los detalles del Nacimiento. La cena de Nochebuena se preparaba poniendo un bufet, del que cada uno podía servirse lo que prefiriera. Era así por deseo de Doña Sofía, para permitir que las personas de servicio del Palacio pudieran retirarse a sus casas y pasar la noche con sus propios familiares.

Don Juan Carlos y la prima Lilibeth
Don Juan Carlos y la prima LilibethServicio Ilustrado (Automático)EDUARDO PARRA - EUROPA PRESS

No faltaban en esa fecha la entrega de los regalos navideños, que también la Reina Sofía preparaba con mucha ilusión, sobre todo a partir de la llegada de los nietos que aportaban una gran alegría. Era el momento del reencuentro, ese reencuentro que este año no se producirá, ya que faltará «el Patrón», nombre con el que Don Felipe y sus hermanas, Elena y Cristina, llamaban a su padre, en recuerdo del rango que ocupa cuando lleva el timón de las embarcaciones de vela que, hasta hace pocos meses, seguía pilotando.

En estos momentos, las perspectivas de la Familia Real para la cercana Nochebuena no son muy halagüeñas. El Palacio de la Zarzuela no ha informado nunca oficialmente de sus planes para Navidad porque se considera un asunto privado. Este año tampoco lo van a hacer pero cabe dentro de lo posible que, al no estar el Emérito en Madrid, la cena del 24 se reduzca a la Reina Sofía junto con su inseparable hermana, Irene, probablemente la Infanta Elena y sus hijos, y nadie más. No entra dentro de los planes que esté la Infanta Cristina y su familia, ya que suelen viajar a Vitoria para estar con la familia de su marido, Iñaki Urdangarín, que se suponía que dispondría de un permiso de Instituciones Penitenciarias hasta que ha sido puesto en cuarentena por contacto con un positivo en su voluntariado.

Iñaki UrdangarínEUROPA PRESS11/12/2020
Iñaki UrdangarínEUROPA PRESS11/12/2020Servicio Ilustrado (Automático)EUROPA PRESS

La renuncia del Rey Emérito a volver a casa por Navidad no significa que haya descartado el regreso de forma definitiva, sino más bien un nuevo aplazamiento en esa voluntad. Algo que debería plantearse con antelación, viendo todos los pros y los contras, eligiendo un sitio apropiado y exento de riesgos de que se deje a Don Juan Carlos expuesto a posibles escraches y otros actos de ataque hacia su persona. No hay por qué obligar al Rey, por muchos errores que haya cometido, a renunciar a pasar lo que le quede de vida fuera de España. Nació en el exilio y en él vivió hasta cumplir los diez años. Sufrió durante su infancia y juventud una hostilidad profunda cuando llegó a España por ser quien era. Se ganó a pulso el cariño y la admiración de todos. No merece convertirse al final en alguien errante para el que no hay un lugar en el mundo.