Política

El ideario falangista de Elisa, la hija de Almudena Grandes y García Montero

La joven se subleva y decide que José Antonio Primo de Rivera es ahora su pilar espiritual y su ideario es el de la Falange

Almudena Grandes y Luis García Montero junto a su hija Elisa
Almudena Grandes y Luis García Montero junto a su hija ElisaMADRID.ES

«Nosotros, los falangistas, no somos un fascismo al uso». Quien así habla, en primera persona, es Elisa García Grandes, hija de la pareja formada por el poeta Luis García Montero y Almudena Grandes, buque insignia de una izquierda ya intempestiva y desmembrada. Cría cuervos, dirán unos. De aquellos polvos, estos lodos, sentencian otros con ironía al escuchar la conferencia que pronunció el pasado 4 de diciembre en la sede de la Hermandad Nacional de la Vieja Guardia de la Falange, bajo el título «Nacional Sindicalismo. ¿Por qué en España?».

 

Es la misma joven que aquel 5 de septiembre de 2012 tocaba al piano una pieza que compuso para su padre, en el Palacio de la Magdalena, en Santander, en la entrega de premios. La vimos crecer acompañando a sus progenitores en algunas de sus entrevistas y nos acostumbramos a la habitual estampa de familia de izquierda acomodada con amigos del mismo talante durante sus vacaciones en Rota. Según avanzó su adolescencia, la niña adoptó una estética «punk», con «piercing» en su labio inferior y el cabello bicolor enrollado formando un rodete. «Se nos ha hecho del Rayo Vallecano», dijo el padre queriendo escudarse en el eterno conflicto generacional.

En 2015 los periodistas mencionaron su primer voto dando por hecho que iría a IU, por empatía familiar. A estas alturas la habríamos imaginado escuchando a los madrileños October People, a The Chameleons, a Belgrado o a cualquier otro exponente del post-punk. Ocho años después de aquel recital, la hija se subleva y decide que José Antonio Primo de Rivera es ahora su pilar espiritual y su ideario es el de la Falange. Habla delante de un letrero de la División Azul, con nerviosismo y los puños cerrados, pero con determinación: «El espíritu religioso es, como la música falangista, el caldo de cultivo de nuestras acciones y de nuestro horizonte para nuestra revolución», asegura. Y despliega un sinfín de citas para demostrar por qué la Falange es actual. «El nacionalsindicalismo –dice– es vida. Tanto es vida que estamos dispuestos, como tantos camisas azules, a sembrar con sus propias vidas la voluntad del imperio, una vida para la patria». Es la madurez recién estrenada de la joven: camarada de la organización que encabezó José Antonio Primo de Rivera con ideología antiparlamentaria, contraria a los partidos políticos y promotora de un Estado totalitario.

Un auténtico mazazo para los credos de estos dos escritores y activistas políticos de la izquierda más pasional. En su discurso, Elisa quiere hacer comprender el nacionalsindicalismo. Aún sin demasiada soltura, pero curtida en el ideario de la Falange. Sus ideas parecen claras y va tejiendo sus propias opiniones sobre la doctrina falangista y su vocación totalitaria. Invita a la revolución y a la conquista de ese nacionalismo extremo y católico. Es el retrato de una joven que busca su independencia, con la impresión de que le interesan muchas cosas y sin que lo aprendido en el hogar le haya satisfecho.

En su cuenta de Facebook se pueden leer algunos de los comentarios que ha suscitado su intervención: «Esta es la juventud de España». «Es un honor que la juventud se informe, estudie y quiera sacar la verdad a la luz». «Volver a creer». «Elisa García, necesitamos más mujeres así, que luchen por nuestras bases». «Esperamos verte más veces, necesitamos juventudes». «Arriba España, presente José Antonio Primo de Rivera». A cada uno le sigue un puñado de «me gusta», más palabras de elogio y símbolos de flores y aplausos.

Tensiones entre padres e hijos

Hasta el momento, los padres no se han pronunciado. Grandes siempre se interesó, literariamente, por la falta de armonía entre generaciones y llegó a normalizar las tensiones entre padres e hijos. La escritora acostumbra a arremeter contra la derecha con frases como «el problema más grande de España surge cuando la derecha pierde el poder». La militancia de su hija le habrá roto cualquier esquema. Como defensora de la conquista de una mirada femenina propia e impulsora de modelos de mujer «perplejas», cabe esperar en ella respeto. Al mismo tiempo que la joven impartía su conferencia, su padre asistía como invitado al encuentro de poesía Ciudad de los Anillos, en Bolivia, y allí definió el tiempo actual casi como una presunción de lo que estaba pasando a 9.000 kilómetros de allí: «Vivimos un tiempo de habitaciones pasadas».