Casa Real
Infanta Elena: una videollamada del Rey Emérito para celebrar su 57 cumpleaños
Cumple años la duquesa de Lugo. Su mejor regalo sería celebrarlo con su padre en Madrid o en Abu Dhabi
La infanta Elena de Borbón y duquesa de Lugo cumple 57 años. Desde que cesara su convivencia con Jaime Marichalar, vive sola con sus dos hijos. No se le conocen novios aunque sí pretendientes. Dado el medio confinamiento en el que vivimos y la situación que atraviesa su familia, no es momento de celebrar mucho. El primer regalo que Elena recibe, nada mas nacer, es la Orden Gran Orange-Nassau de Holanda porque en esos momentos sus padres ni son príncipes de Asturias, ni ella infanta. Luego le obsequiarían con un colgante en cruz de su primer novio, Luis Astolfi, un Ford Escort de sus padres o un caballo de un buen amigo.
El Rey Juan Carlos I no está físicamente en España, pero no se le escapa ninguna noticia, ni acontecimiento. Me explico. Primero porque es su genética, tiene necesidad de estar informado. Está al tanto de todo lo que ocurre. Si una vez su hermana Pilar me habló de él como de «portera» es porque en su lenguaje campechano, venía a decirme, que el ahora Emérito quería saber en todo momento qué hacían y dónde estaban su familia y sus amigos. Y segundo, porque gracias a esa información que maneja, suele ser casi el primero en reaccionar. Es muy atento. Por ejemplo, cuando el viernes pasado se hizo público que el vino Castillo de Ygay del Conde de Creixell era el Mejor del Mundo, el primero en mandar una felicitación desde Emiratos Árabes, fue Don Juan Carlos. Así que nadie duda de que el primer mensaje de whatsapp, llamada de teléfono o skype que haga su hija, la infanta Elena, será con su padre. No habrá comunicado, ni foto en Instagram que lo confirme, pero apuesto un ducado de lujo a que no me equivoco. Todos damos por hecho que Elena de Borbón se ha echado a sus espaldas a su desestructurada familia y podría ser aunque no sea del todo cierto. Los Borbón-Grecia son atípicos, pero los juzgamos como si fueran una familia típica. Error. La primogénita de la familia está más unida a su padre que a su madre y sus hijos Felipe Juan Froilán y Victoria Federica han heredado ese sentimiento. Los dos nietos en público le hacen una inclinación de cabeza e incluso reverencia y a continuación le dan un abrazo. Esa es la actitud. Primero, respeto con distancia y, luego, cariño en privado. No son una familia típica. Cuando Elena nace ni existe Ley del Divorcio, ni las mujeres pueden tener una cuenta corriente en el banco a su nombre. Su padre es príncipe de España, un título que se inventa Franco y como no existe el registro civil de la Familia Real de España, Don Juan Carlos la inscribe en el Registro Civil de Moncloa como una niña más. En 1975 se restablece el Registro Civil de la familia real y un pendolista la inscribe, como su regia condición demanda, y le asignan el número 12. El 8 de diciembre de 1980, doce días antes de cumplir los 17 años, recibe su primer DNI.
A Elena le gusta celebrar. Ha tenido desde cumpleaños sorpresa en la Cueva del Terror estampándoles la tarta a sus amigos por haberle preparado ese susto, hasta otra con Miguel Bosé cantando en La Zarzuela. Durante el confinamiento la hemos visto cantar por Skype con sus amigos. Mejor o peor, pero con mucha voluntad. Si antes era de grandes pandillas y mucha fiesta, ahora, quizá sea por los 57 años que le caen, porque sus hijos le han salido tan movidos como ella en su juventud o porque su familia acumula «annus horribilis» uno detrás de otro, el caso es que no tiene el cuerpo para mucha celebración. Sale, pero poco. Una cena discreta en un hindú que le gusta. Pasear al perro. Ir a misa. Una escapada para tomar algo con su tía Margarita y ver a su sobrino Carlitos. Algo de deporte en el Club de Campo, con alguna prueba hípica, algún encuentro con su hermana y sobrinos Urdangarin, y pocas visitas a La Zarzuela.
La in-Fanta Naranja
Antes de la pandemia, se encargó un traje para la puesta de largo de su hija y le regaló otro a Victoria Federica en el taller de su querido Lorenzo Caprile, que le ha hecho sus piezas más icónicas. Con la excusa de estar cerca del taller, madre e hija subían con frecuencia a charlar con el diseñador, de ahí que surgiera el rumor de que Victoria Federica hacía prácticas en el taller. Pasan el rato en el despacho, forrado de fotos y estampitas, una de ellas la de la in-Fanta de Naranja, que un día acabará regalándosela, porque le encantan los chistes aunque sean sobre ella.
Elena celebrará con tarta de chocolate sin frutos secos su cumpleaños. Recibirá mensajes de sus fieles Alfredo F., Leticia E., Miriam F., Felipe Z., Mer, Mencia, Borja P., José B. o Marisa C. Soplará las velas cerrando los ojos y recordando que hubo un tiempo en el que tenía un marido que la llamaba «osa» y la sorprendía con regalos emotivos, como el que le hizo al cumplir 40. Marichalar no tenía para esmeraldas y las sustituyó por tres humildes turmalinas. Pero el mejor regalo sería pasarlas con su padre. Aquí o en Abu Dhabi. ¿Que su casa está abierta a su padre en invierno, primavera o Navidades? Por supuesto, como lo están las de Pedro Campos en Sansenxo, José Cusí en Cataluña, Marivent en Mallorca, Miguel Arias en Madrid o el pazo de Barrantes del conde de Creixell en Pontevedra. El regreso a España del Rey Juan Carlos sería un gran regalo, pero eso no lo concede el duende de las velas de cumpleaños.
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