Amilibia

Pablo, qué evolución: de “rodea el congreso” a quiero más guardias en mi puerta

Pablo Iglesias en una sesión de control del senado del año pasado
Pablo Iglesias en una sesión de control del senado del año pasadoCristina BejaranoLa Razón

Igual que pasó del moño bajo al moño mediano y probablemente pasará al moño alto o coronado, el líder de Podemos ha evolucionado prodigiosamente del apoyo a «Rodea el Congreso» a la petición de más guardias que protejan la puerta de su casa en Galapagar. Los escraches también han evolucionado: antes eran «jarabe democrático de los de abajo» y ahora son «hostigamiento que produce miedo a mi mujer y mis hijos», según confesó ante el juez después de denunciar a un vecino por hacer mucho ruido ante su residencia. Si el mono de Darwin se alzó un día sobre sus riñones y se hizo bípedo, Iglesias ascendió a los cielos de la sociedad con Sánchez después de que los de su cuerda asaltaran el parlamento catalán y se manifestaran violentamente ante el parlamento andaluz. Vosotros apretad mientras yo asalto el paraíso.

Así, la lógica evolutiva nos lleva directamente al asalto del Capitolio en Washington, que según el evolucionado Pablo es «el modus operandi de la ultraderecha». Y lanza el eslogan a modo de vacuna: «Frente a su violencia y mentiras aquí y allí: democracia y antifascismo». Pero su línea evolutiva choca con la teoría de los extremos que se tocan. No sé lo que dirán los físicos cuánticos, pero Huxley dejó dicho en «Un mundo feliz» que «los extremos se tocan por la sencilla razón de que se crearon para tocarse».

Ahora sólo falta que Pablo le dé un toque a su exitosa evolución y con su desmedida capacidad de autocrítica reconozca que los extremos no sólo se tocan, sino que además se magrean y se follan allí y aquí, en la “Nueva España” cuyo nacimiento anunció en Twitter y en el «Nuevo Mundo». «La Nueva España»: hija del cambio podemita/populista desde que el verbo (él) se hizo carne y cohabitó en la Moncloa. Aunque algunos crean que la «Nueva España» del vice es una cosa que está entre el «Juego de Tronos» y el «País de Nunca Jamás» de Peter Pan que no evoluciona porque los niños se niegan a crecer, en realidad es la cumbre de un proceso evolutivo irrefrenable: el suyo. Cuando el mono del anís del Mono se toma una copa de más, asalta el Capitolio y volvemos a la Edad de Hielo.