Docuserie
El dramático día que a Pedro Carrasco se le paró el corazón
Esta noche, Rocío Carrasco hablará de la muerte de su padre en el documental “Rocío. Contar la verdad para seguir viva”
Esta noche,Rocío Carrasco hablará de la muerte de su padre en el documental “Rocío. Contar la verdad para seguir viva”. A Pedro Carrasco le fallaron las fuerzas y falleció el 27 de enero del 2011 víctima de una parada cardiorrespiratoria a los 57 años de edad.
Ya veremos si su hija incluye en su verdad que aquel dramático día la relación con su progenitor estaba muy deteriorada. Llevaban una semana sin hablarse por culpa de una fuerte discusión motivada por, dicen, la diferencia de criterios sobre la figura de Fidel Albiac.
El boxeador no “tragaba” al sevillano y quería que Rociíto rompiera esa relación y se olvidara de ese hombre. Su hija no le hizo ni caso y priorizo su noviazgo por encima de consejos contrarios familiares. Y quien fuera campeón del mundo en el cuadrilátero a puñetazos, recibió de su niña del alma la mayor bofetada de su vida.
El día de su inesperada muerte, Pedro tenía previsto, como cada día, comer con su esposa, Raquel Mosquera, en el bar “El Jamoncito” del Burgocentro de Las Rozas, donde su mujer todavía tiene su negocio de peluquería y estética. Raquel le llamó varias veces a lo largo de la mañana y al otro lado de la línea no obtenía respuesta. Una fuente muy cercana, que trabajaba por aquel entonces en el local de al lado, recuerda que “vi a Raquel muy preocupada, nerviosa, pero jamás llegó a imaginarse que a su marido le podría haber ocurrido algo grave. En cuanto pudo se fue a su casa...”.
Al entrar en el apartamento que compartía con Pedro en el madrileño Paseo de La Habana encontró la dramática respuesta al silencio telefónico. El cuerpo de Carrasco estaba sobre la cama del dormitorio, sin vida... Mosquera sufrió un fuerte ataque de ansiedad, le costaba creer la dramática realidad. Su “vuelve Pedro” entre lágrimas se hizo viral.
Ese adiós rompió su gran sueño: tener un hijo con el gran hombre de su vida. En la mesilla del cuarto conyugal había dos peluches para sus nietos que, al final, Raquel regaló a un amigo para sus hijos. Desolada, hundida, arropada en todo momento por los suyos, no supo darse cuenta de que aquel día comenzaba un calvario que acabaría separándola totalmente de Rocío Carrasco. Mantenían una relación de respeto, pero al desaparecer su nexo de unión, Pedro, salieron a la luz los desafueros. Hoy no mantienen el menor contacto.
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