Aniversario

Heinrich Thyssen, el centenario de un millonario de leyenda

La baronesa Carmen le rendirá homenaje en su casa de Andorra. Habrá exposiciones y conciertos, también

El barón Thyssen rodeado de cajas para trasladar cuadros
El barón Thyssen rodeado de cajas para trasladar cuadrosMuseo ThyssenMuseo thyssen

Hoy se cumplen los cien años del nacimiento del barón Heinrich Thyssen y habrá exposiciones y conciertos. La baronesa Carmen le rendirá homenaje en su casa de Andorra, vestirá sus mejores galas y se pondrá su mejor joya. Tal vez elija la ‘Estrella de la Paz’, el brillante que Heini le regaló porque, según sus palabras, la amaba y siempre le decía: “tengo cuadros más caros que esté brillante, pero nadie se vuelve tanto para mirarlos”. Tita Cervera posiblemente brindará con el recuerdo de su marido. Las niñas, Carmen y Guadalupe, no la acompañarán en este viaje de recuerdos porque tienen colegio, pero sí su hijo Borja que ha participado en las conversaciones para el alquiler de la colección Carmen Thyssen, como propietario, heredero y también, por ser el hijo más cercano del coleccionista. Borja, ha sido el único vástago que se ha criado con Heini Thyssen. Los allegados a la baronesa afirman que “de él ha heredado su forma de ser y su sentido del humor un tanto surrealista, porque te dice algo muy serio y en realidad es una broma, igual que hacía su padre”.

El barón Thyssen-Bornemisza en la galería de pinturas de Villa Favorita, Lugano. Hacia 1988
El barón Thyssen-Bornemisza en la galería de pinturas de Villa Favorita, Lugano. Hacia 1988Museo Thyssen/

En mayo de 2021, cuando se firme el contrato de alquiler de la colección, regresará allí el buque insignia de la misma, el famoso Gaugin llamado Mata Mua. “De este modo se pondrá fin a un largo y complicado proceso para el que se han tenido que crear hasta un decreto ley”, como detalla Guillermo Solana, patrono del museo Thyssen. “El contrato no se ajusta en algunos aspectos a la ley de contratos de la administración de ahí que haya que sacar un decreto ley para ajustar las excepciones que se hacen. Una de ellas, es el tiempo máximo de vigencia, que será por 15 años, dado que la ley sólo permite hacerlos por cinco. Son flecos que los abogados están ajustando de ahí la demora de la firma hasta mayo”. Es Solana la persona que prepara una conferencia sobre el barón para el próximo otoño, imprescindible para cualquier agenda.

Heinrich Thyssen habría cumplido 100 años justo hoy, una extraña coincidencia para un hombre muy supersticioso. Nunca fue un empollón, pero sí muy vitalista, amaba el esquí, los coches, la velocidad y las mujeres. De sus cinco esposas, a la que realmente amó y admiró, fue a la española Carmen Cervera. Viajaba en jet privado acompañado de su secretaria, Frau Stinemann y hasta dos años antes de morir, con 82 años, en Sant Feliù de Guixols, estuvo pendiente de todo su imperio empresarial.

El Baron Hans Heinrich Thyssen-Bornemisza con su quinta esposa, Carme Cervera. (AP Photo/KEYSTONE/Archive)
El Baron Hans Heinrich Thyssen-Bornemisza con su quinta esposa, Carme Cervera. (AP Photo/KEYSTONE/Archive)STRAP

Después de haber comprado en un par de minutos dos Picassos y de cenar con Gorvachov en Villa Favorita en la localidad helvética de Lugano, los barones Thyssen, aves nocturnas, esperaban a que todos sus invitados y personal de servicio de la casa se acostasen. Era entonces cuando se servían dos copitas de un gran reserva y se marchaban a recorrer la galería que conectaba la residencia con el museo.

Como dos confidentes hablaban en inglés de sus cosas hasta el amanecer. Todas las noches se vestían de gala para cenar y cumplían con su ritual de confidencias nocturnas. Por la mañana, la baronesa Thyssen se lavaba la cara frente a la ‘Mujer en el baño’, de Roy Lichtenstein, que hoy cuelga en la pinacoteca del paseo del Prado de Madrid.

Concretamente 775 de sus mejores cuadros nos pertenecen ahora a todos porque el Barón vendió su colección al Estado español por amor a su mujer española. Hasta llegar a ese momento, cuando el multimillonario alemán tenía 72 años y jugaba a las cartas en su casa madrileña con el Conde de Barcelona, ya se había ganado una vida de leyenda.

Un allegado de la familia detalla para EGOS detalles inéditos de su personalidad. “El padre del barón no se llevaba bien con el hijo mayor, Stephan y hace heredero principal a Heini, que era el benjamín. Cuando acaba el bachillerato en Holanda, el padre le llama a Suiza para ir enseñándole. A su muerte, Heini, con 26 años, se pone al frente de un gran holding de empresas y comienza a recomprar los cuadros de la colección del progenitor que han sido repartidos entre sus hermanos. Cuando cumplió 40 años, Heini, comienza a adquirir arte expresionista y a ser él mismo”, detallan.

En ese momento, el barón rompe el cascarón convirtiéndose en un magnate al estilo norteamericano. Ahí comienza su leyenda. Así lo apuntan para EGOS: “Si hay alguien que ha sido un pionero de la globalización, ha sido él. Era consciente que generaba a su alrededor personas aprovechadas y lo asumió”. Por ejemplo, el amante de su cuarta esposa,Denise Shorto,pedía comisión a los galeristas cada vez que el barón compraba un cuadro. También era una persona con un curioso sentido del humor. La asistente de la Baronesa, cuenta una anécdota al respecto: “Era un hombre que imponía mucho respeto. Una vez, estaba rodeado de gente y se paró ante el cuadro llamado “Corrida de toros. Picador herido”. Él preguntó a los que le rodeaban dónde estaba el toro. Nadie se atrevía a responderle y eso que se veía perfectamente”. Hoy la sombra del barón sigue siendo muy alargada.