Casa Real
Nadie quiere el barco del Rey emérito
La familia Matutes desiste con el Fortuna y lo retira de la venta. Su precio era 8 millones y se rebajó hasta los 2,2
Ni tras dos sustanciales rebajas –de 8 millones de euros a 3.9, y, finalmente, 2.2 millones– el Fortuna ha despertado interés. El emblemático yate utilizado durante años por la Familia Real en sus vacaciones en Mallorca no encuentra comprador. Tanto es así que la familia Matutes, propietaria de la naviera Balearia que en 2014 adquiría por 2.2 millones el antiguo barco de Don Juan Carlos, lo ha retirado de la venta. Tal y como indicó el periódico «Última Hora» y corrobora ahora este medio, sus dueños han perdido la paciencia y el yate ya no aparece en portales web especializados en la compraventa de embarcaciones de lujo como Yacht Harbour, Superyachts o Royal Yacht Brokers. Con capacidad para alojar a ocho personas durante la noche en cuatro cabinas diferenciadas que incluyen una suite principal y tres dobles, y que también es capaz de transportar hasta seis miembros de la tripulación a bordo para garantizar «una experiencia de yate de lujo relajada», el anuncio de venta describía por aquel entonces al Fortuna como «el más rápido del mundo» con casco de aluminio y cubiertas de teca. Impulsado por tres motores de turbina de gas Rolls Royce que son capaces de darle una velocidad máxima de unos 130 kilómetros por hora, con unos tanques de combustible de 45.000 litros, y diseño, según explicaba la empresa, del destacado arquitecto de superyates Tommaso Spadolini e interiorismo de Celeste Dell’Ana, pasó una larga temporada languideciendo en el puerto de Denia, en Alicante.
Excursiones privadas
Se rumoreó que la primera idea de la entidad presidida por Carmen Matutes era destinar la embarcación a excursiones privadas turísticas y aprovechar el tirón mediático de haber pertenecido a la realeza; también se barajó la posibilidad de desmantelarlo y venderlo por piezas, pero finalmente se optó por ponerlo a la venta. Pero casi dos décadas después de su construcción, nadie lo quiere. Los expertos del sector náutico ya señalaron en su día las dificultades que entrañaría su venta: cuesta casi el mismo precio construirse uno nuevo y el coste de llenar su depósito superaría los 25.000 euros, al alcance de muy pocos. Aun así, se llegó a afirmar que el consejero de Phone House, el granadino José de la Puerta estuvo a un paso de adquirirlo tras llegar a un acuerdo con la familia Matutes. Sin embargo, la operación nunca llegó a confirmarse.
Rebautizado hace un par de años con el nombre de Foners, el yate real fue el encargo de un grupo de empresarios de las Islas Baleares que quería de algún modo fidelizar las estancias de los Reyes en Mallorca. Así, propietarios hoteleros como Miguel Fluxà (Iberostar), Gabriel Escarrer (Meliá) y Gabriel Barceló (Grupo Barceló) aportaron a principios de 2000 16 millones de euros para sufragar los gastos de su construcción, una cifra a la que habría que sumar dos millones abonados por el Gobierno balear presidido por aquel entonces por ex ministro del Partido Popular Jaume Matas. Los mecenas del yate se organizaron entonces y a través de la Fundación Turística y Cultural lo donaron a Patrimonio Nacional.
Desde entonces, y hasta que en 2013 Don Juan Carlos renunció a su uso, el Fortuna fue testigo de las excursiones marítimas de la Familia Real y sus ilustres invitados, como los Clinton o el ex presidente Aznar. Objeto de persecución durante años por parte de los paparazzi, célebre son algunas de las fotografías que se obtuvieron en él, como la imagen de la por aquel entonces Princesa Letizia en bikini durante una escapada a la isla de Cabrera o todos los miembros de la Familia Real en la proa del yate antes de que saltara el escándalo de Nóos.
A partir de entonces, desde esa renuncia, el único barco del que hace uso la Familia Real durante sus vacaciones oficiales en Mallorca es la lancha Somni, propiedad del armador catalán Josep Cusí, íntimo amigo del Rey emérito y valorada en más de 300.000 euros, y el Aifos, barco con el que el Rey compite en las regatas palmesanas.
El Britannia de Felipe de Edimburgo
Contrasta esta imagen de austeridad que desde Casa Real española se quiere transmitir con el anuncio por parte del gobierno inglés de la creación de un nuevo barco real que sustituirá al emblemático HMY Britannia y que será un homenaje al recientemente fallecido duque de Edimburgo (en la imagen, con la reina). En 1997, Isabel II presenció con lágrimas la retirada de servicio del Britannia, una de las pocas veces que se la ha visto llorar. Tal vez, el nuevo yate real vuelva a conmoverla en público.
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