Opinión
La crónica de Amilibia: Grandes cruces en tiempo de rebajas
Lo de José Luis Ábalos tiene tela: después del calvario que le han hecho pasar, le otorgan una gran cruz; yo diría que es una redundancia compensatoria
La entrega de distinciones por parte del Gobierno siempre anima la pista del circo. Se concedieron a 23 exministros la Gran Cruz de la Real y Distinguida Orden Española de Carlos III, creada para «recompensar a los ciudadanos que con sus esfuerzos, iniciativas y trabajos hayan prestado servicios eminentes a la nación». Que una de las distinciones sea para Castells resulta esperanzador: indica que este Gobierno no ha perdido del todo el sentido del humor. Imagino que a Isabel Celaá se la han dado porque queda muy propio llegar al Vaticano con una gran cruz a cuestas. Y porque si de ella dependieran las concesiones, ya habría suspendido los requisitos de esfuerzos, iniciativas y trabajos para aprobar. Lo de José Luis Ábalos tiene tela: después del calvario que le han hecho pasar, le otorgan una gran cruz; yo diría que es una redundancia compensatoria. En las redes se han cachondeado de Pablo Iglesias: ¿se la han dado por sus servicios a la Corona? Olvidan sus galanterías monárquicas: en su día le regaló al Rey Felipe VI las cuatro primeras temporadas de la serie «Juego de tronos», con toda la carga subliminal y afectiva que el obsequio conllevaba.
Ahora está en la tarea de convertir la Zarzuela en «La casa de papel». Esta concesión al podemita abre la puerta a próximas entregas de grandes cruces por servicios eminentes a España a políticos como Puigdemont, Aragonès, Junqueras, Rufián, Otegi, etc., cruces que bendecirán y presidirán en paz todas la mesas de diálogo presentes y futuras. Pero la más llamativa es la Gran Cruz a Màxim Huerta: la ha conseguido con siete días en el ministerio de Cultura y Deporte, seis de ellos preparando su dimisión. Récord Guinness. En fin, regalos de Reyes en tiempo de rebajas.
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