Opinión

El diario de Amilibia: Llega el show de los culos expectantes

“Culos que viven las elecciones como concursantes de “La ruleta de la suerte”. Culos que se van, culos que llegan”

La ministra de Igualdad, Irene Montero, durante el pleno del Senado, este martes en Madrid
La ministra de Igualdad, Irene Montero, durante el pleno del Senado, este martes en MadridZIPIAgencia EFE

Ha dicho Irene Montero que “va a proteger el corazón de su ley”. El corazón, dice. Él, que tiene el corazón criogenizado, prefiere proteger los votos, y dicen que va a operar la ley “Sisí” a corazón abierto. Incluso en el sanchismo hay quien opina que esto sólo se arregla con un trasplante de cerebro, pero, en este tramo electoral, ¿quién se atreve a tocar un cerebro, el de Irene, que ha sido y es el asombro de Europa por hacer una ley digna de la restauradora del Ecce Homo de Borja? Ni ella quiere que se lo toquen, no sea que durante la convalecencia se quede sin el sillón ministerial. Ya nos ha recordado el filósofo francés Alain Finkielkraut que “la lucha del neofeminismo no es tanto una lucha por la igualdad, que ya se da, como una lucha por los cargos disponibles”.

Llega a la pista central del circo el show de los culos inquietos, o sea, de los culos expectantes que aspiran a una silla en los nuevos organigramas de poder. Culos que viven las elecciones como concursantes de “La ruleta de la suerte”. Culos que se van, culos que llegan. Culos ilusionados o temerosos que ya empiezan a preguntar “¿qué hay de lo mío?”. En este baile de culos en espera de poltronas o destinados a abandonarlas, no ha de extrañarnos nada que les importe una mierda que el resto de los mortales vayamos de culo.

Irene Montero, ministra de Igualdad
Irene Montero, ministra de IgualdadCarlos LujánEuropa Press

En la danza de traseros, los sanchistas tienen gran fe en el de su Jefe, no porque tenga una flor ahí, como dicen de los suertudos, sino por la definición canónica que hiciera del traspuntín presidencial Boris Izaguirre: “ha cambiado el paradigma del culo masculino”. Gloria in excelsis Deo.