Se acabó el tabú: Penélope Cruz, Michelle Obama y otras famosas que hablan abiertamente de la menopausia

Antes o después, todas las mujeres pasamos por la menopausia. Ya es hora de hablar de ella sin tabúes ni complejos y sin ningún tipo de vergüenza.

Personalidades como Penélope Cruz, Naomi Watts, Michelle Obama o Salma Hayek han hablado de sus propias experiencias en relación a la menopausia sin rodeos, y nos ayuda a darle visibilidad y gritar alto y claro que no es algo de lo que debamos avergonzarnos.

Y es que no se puede normalizar algo que ya es normal, mejor hablemos de naturalizar la menopausia, una etapa que, tarde o temprano, todas las mujeres vamos a pasar por ella.

Para Gwyneth Paltrow “la menopausia tiene muy mala reputación y necesita un cambio de imagen”. Su compañera de profesión, Penélope Cruz, además, refiere que “hay momentos en la vida de una mujer que deben ser reconocidos por su nombre y atendidos”. Ambas actrices declaran que no le ven ningún sentido al tabú que existe en torno a este tema y que incluso lo consideran una falta de respeto como se trata a nivel de sociedad.

A día de hoy, sigue incomodando el hecho de hablar abiertamente de los síntomas y cambios hormonales durante la menopausia y la etapa anterior a esta, e incluso se ridiculiza y es fuente de burlas o chistes.

Otra de las actrices que ha normalizado esta etapa ha sido Salma Hayek, que declaró llevar lidiando con los síntomas desde sus 40 años y su deseo de normalizar también otros síntomas consecuencia de la edad, como la aparición de canas.

Gwyneth, Penélope y Salma no han sido las únicas. Michelle Obama, en una entrevista a la revista “People”, también habló de la necesidad de que las mujeres nos sintamos libres y acompañadas en un periodo de nuestras vidas en el que se suceden altibajos emocionales con los cambios físicos, para que podamos vivir esta etapa con mayor serenidad y, sobre todo, con mayor información.

Y como ellas, una larga lista de mujeres conocidas que han decidido romper su silencio y hablar abiertamente de un proceso por el que vamos a pasar todas, antes o después, pero todas.

Pero, ¿qué es realmente la menopausia?

Para poder entender lo que nos sucede y no sentirnos bichos raros, lo primero es saber a qué se le llama menopausia y cuáles son los síntomas que podemos experimentar.

La menopausia es el momento que marca el final del periodo reproductivo. Los ovarios dejan de liberar óvulos y se da un descenso de los estrógenos y otras hormonas. De forma médica, se suele medir el inicio de la menopausia cuando se ha pasado un año entero sin tener la regla. La edad media en que se llega a este momento es en torno a los 52 años, pero cada mujer es un mundo y a unas nos llega antes y a otras después.

Algunos de los síntomas que se pueden experimentar son irregularidades en el ciclo, sofocos, sudoración, descenso de la libido, problemas de sueño, sequedad vaginal, alteraciones en el estado de ánimo… Son cambios frecuentes, pero no todos tienen que darse durante este periodo y, de nuevo, cada mujer puede experimentar una combinación de síntomas y estos pueden ir variando a lo largo del tiempo.

A nivel físico, desaparece la menstruación, pero la disminución de estrógenos también provoca piel más seca, alteraciones vasculares, alteraciones vasomotoras y sequedad en las mucosas. Las molestias también pueden darse a nivel psicológico: podemos encontrarnos con cambios en el estado de ánimo o irritabilidad, y también aparecer ansiedad y depresión.

Menopausia y vida sexual

Rosa Navarro, sexóloga de Diversual, confirma que la vida sexual de las mujeres durante la menopausia suele verse afectada en una proporción bastante elevada. Según indica la profesional, “la bajada de los estrógenos provoca cambios físicos como la disminución de la capacidad de lubricar, dándose también en muchas ocasiones la aparición de dolor durante las relaciones sexuales. Otro cambio físico relacionado con la respuesta sexual, son orgasmos más cortos”.

Es importante recalcar que “los cambios corporales y el estigma que aún está asociado a la menopausia pueden afectar a la autoimagen y esta, a su vez, a la autoestima. El componente psicológico está muy presente, y no sólo en forma de depresión o ansiedad. Muchas mujeres pueden asociar este periodo como una etapa de declive, de envejecimiento irrefrenable. Este sentimiento de pérdida, unido al cambio de corporalidad, puede hacer que algunas mujeres sientan miedo o angustia ante una vivencia algo distinta en cuanto a su sexualidad”.

Y por todo ello, la necesidad de que más mujeres, famosas y no famosas, hablemos sin acomplejarnos de algo que nos afecta a todas y dejar de considerarlo una enfermedad.

Eso sí, tal y como indica Navarro, “a muchas mujeres, la menopausia les genera una serie de síntomas molestos, que, al fin y al cabo, pueden afectar a su vida sexual y placer”. Pero “la capacidad sexual sigue estando ahí, lo que varía es la reacción en alguna de las fases de la respuesta sexual, no teniendo porqué afectar esto a la capacidad sexual general de la mujer”.

Ante problemas, hay que buscar soluciones

Es una etapa en la que practicar sexo con tu amor tiene incluso algunas ventajas y, por supuesto, la llegada de la menopausia no implica la renuncia al sexo.

Se ha dicho siempre que la menopausia va ligada a una falta de libido, pero hay estudios que indican que el deseo aumenta a la par que aumenta la edad de las mujeres menopáusicas. También parece ir aumentando el nivel de satisfacción sexual gracias a una mayor desinhibición y autoconocimiento.

Cambiemos los tabúes por una mirada positiva hacia la menopausia, porque mirar con positivismo esta etapa de nuestras vidas, nos ayudará a transitarla de forma más tranquila.

Ni la menopausia ni la edad conlleva necesariamente una disminución de la calidad de nuestra vida sexual. En este sentido, debemos ser proactivas, porque hay algunas cosas que podemos hacer para mejorar y disfrutar la sexualidad en esta etapa:

• Aceptar los cambios con naturalidad. Hablar con nuestro “crush” y trabajarlos con él y, de forma conjunta, buscar formas de adaptarnos a ellos.
• Adaptarnos a una fase de excitación más lenta, incentivando estimulaciones y juegos que impliquen otras zonas erógenas no genitales.
• Recurrir a aliados del placer, como los famosos succionadores.
• Actuar ante la falta de lubricación y la pérdida de elasticidad. Para ello, podemos ayudarnos de lubricantes, aumentar la estimulación y realizar ejercicios de suelo pélvicos.