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Aiko, el drama de ser princesa

Para la conocida como «la princesa que nunca sonríe» la vida no ha sido fácil. Sufrió «bullying» en el colegio, estuvo a punto de morir de neumonía y su madre lucha contra la depresión.

Aiko es conocida por "la princesa que nunca sonríe"
Aiko es conocida por "la princesa que nunca sonríe"larazon

Para la conocida como «la princesa que nunca sonríe» la vida no ha sido fácil. Sufrió «bullying» en el colegio, estuvo a punto de morir de neumonía y su madre lucha contra la depresión.

- dversidad, rechazo, impotencia y tristeza. Hasta donde la mayoría de los mortales quiere creer, estos sentimientos no deberían formar parte de la vida de reyes, reinas o princesas. Al menos, no a estas alturas. Pero para las princesas Masako y su hija Aiko de Japón, la vida de palacio nunca ha sido un camino de rosas. Madre e hija, conocidas como la «princesa triste» y «la princesa que nunca sonríe», se convertirán respectivamente en emperatriz de Japón y en la princesa que nunca podrá reinar por ser mujer. Todo cobrará forma el martes, cuando Akihito, de 85 años, abdique en favor de su hijo Naruhito, quien el miércoles ascenderá al Trono del Crisantemo junto a su mujer en una ceremonia de coronación sin precedentes. Todavía no se sabe si esta nueva posición traerá el júbilo o, por el contrario, empeorará la situación personal de Masako, quien se sumió en una terrible crisis y desorden por estrés tras entrar en la Casa Real hace más de dos décadas, pero lo que está claro es que la presión social y mediática sobre su vida aumentará. Su equipo médico ha confirmado que los años de tratamiento la han mejorado, pero el temor a no poder cumplir las expectativas de ser emperatriz podría echar todo por la borda.

En ese difícil camino a Masako quizá le ayude el hecho de que Aiko nunca pueda reinar y dé esquinazo a una vida que ella nunca deseó. La licenciada en Harvard y conocedora de cinco idiomas dejó de lado su prometedora carrera diplomática al aceptar casarse con Naruhito en 1993, a quien llegó a rechazar hasta en diez ocasiones, según algunos biógrafos no oficiales. El siguiente paso tras su enlace era darle a la sociedad nipona un descendiente varón, ya que en Japón impera la Ley Sálica, norma que prohíbe a las mujeres heredar el trono y que añadió aún más presión a su ya maltrecha salud mental. Convertido en un asunto de Estado el que pudiera asegurar la línea sucesoria y con un aborto de por medio, Masako se quedó embarazada y dio a luz el 1 de diciembre de 2001 a una niña que, pese a traer la dicha para sus padres, supuso un mazazo entre los sectores más conservadores al no tratarse de un varón. Se encontraba en peligro la continuidad de una familia que había estado 2.500 años en el trono. Sin embargo, los grupos progresistas aprovecharon el tirón para trasladar a la Casa Real su determinación de derogar una ley injusta para las mujeres, esfuerzos que cayeron en saco roto cuando la princesa Kiko –esposa de Fumihito– anunció su embarazo y más tarde dio a luz a un niño asegurando así la línea sucesoria.

Sueños frustrados

Por entonces, Masako continuaba alejada de sus labores de consorte centrándose en la educación de su hija, la princesa Toshi, que fue su principal apoyo y motor para seguir adelante, según dicen. Por eso, aquella noticia supuso un soplo de aire fresco después de tantos años de nubarrones, pero entonces la futura emperatriz tuvo que empezar a luchar contra otros demonios, los que acechaban a su pequeña. Comenzaron las especulaciones sobre si podría heredar sus problemas psicológicos y los episodios que Aiko vivió en el colegio alimentaron aún más aquellos rumores. Así, cuando la niña tenía ocho años sufrió acoso escolar por parte de sus compañeros de clase, lo que hizo que se ausentara en diversas ocasiones.

Aquejada de dolores de estómago, la ansiedad se presentó bien pronto en su vida, aunque, según la Casa Real, consiguió vencerla y seguir adelante con sus estudios. El siguiente golpe vino cuando la joven volvió a desaparecer de las aulas durante más de un mes. Entonces contaba 14 años y los motivos fueron «problemas de salud», ya que presentaba un cuadro de fatiga, falta de apetito y una disminución de la fuerza física, que resultó ser neumonía Un tiempo después, Aiko reapareció por su cumpleaños y para graduarse de la Secundaria, momento en el que declaró sonriente «haber hecho muchos amigos», dando por terminado el desesperanzador episodio que apuntaba a que la princesa estaría teniendo de nuevo dificultades con sus compañeros.

Muchos son los que dicen que Aiko siempre ha sido una niña muy seria, retraída y poco sociable, e incluso aseguran que sufre problemas como su madre. Pero lo cierto es que en las últimas ocasiones que se ha visto a la niña que con apenas ocho años escribía caracteres kanji, tocaba el piano y el violín y amaba la poesía, se la ha visto feliz. El pasado verano, realizó su primer viaje sola. Fue a Inglaterra para realizar un curso en el prestigioso Colegio Eton, donde también estudiaron los príncipes William y Harry y otros miembros de la realeza europea. Es probable que aquel periplo colmara de forma inmediata los sueños frustrados de una madre que se siente presa en un indeseado cuento de hadas. Quizás aquellos viajes que Masako no pudo realizar al no tener permitido ir al extranjero pueda hacerlos ahora su hija Aiko, mientras ella poco a poco asume un papel más internacional–según declaró Naruhito– en el que trata de «cumplir con más compromisos que antes».