La entrevista de Amilibia

Albert Hammond: «Hoy, la felicidad hay que disimularla»

Profesión: compositor y cantante. Nació: en 1944, en Londres. Por qué está aquí: presenta su nuevo disco, «Legend II». (Sony Music).

Albert Hammond: «Hoy, la felicidad hay que disimularla»
Albert Hammond: «Hoy, la felicidad hay que disimularla»larazon

–«Legend II». Canciones suyas que antes fueron éxitos en las voces de Joe Cocker, Tina Turner, Diana Ross, etc. ¿Usted las canta mejor o...?

–Las canto peor, pero con más sentimiento.

–Dejó de actuar para cuidar a su hijo y ha vuelto a los escenarios 30 años después. ¿El chico se quedó en casa hasta los 30?

–No, se fue a los 20, pero cada vez que pierde una novia, vuelve.

–Dice que el regreso a los escenarios ha sido lo mejor que le ha pasado...

–Sí, por reunirme con gente que me quiere.

Canta «Soy como un niño». Dicen las mujeres que somos como niños...

–Sí, y que no soportamos el dolor, y que se nos ve venir de lejos... Somos como niños, sobre todo, cuando hablamos de amor.

–«Plantada en mi cabeza». ¿Qué tiene plantado en su cabeza?

–Marihuana, ja, ja, ja. Vivir 93 años, como mi madre.

–«Cerca del río». ¿Usted también se la llevó al río creyendo que era mozuela?

–Sí, pero era de noche, me mojé y resultó que no era mozuela.

–«Quiéreme mucho». ¿Dedicada a Angela Merkel?

–¿Por qué no? A lo mejor se ablanda oyéndola.

–«Amor no me quieras tanto». Propia para un dúo de Toxo y Méndez, ¿no?

–Buena idea. Pero me temo que la convertirían en canción-protesta.

–«Que seas feliz». Dicen que ser feliz no tiene nada que ver con el éxito ni con el dinero...

–Quizá sea verdad. Yo soy feliz por dentro, hoy la felicidad hay que disimularla.

–«Por un poco de tu amor». ¿Es lo que van a cantar los políticos?

–Sí, y además es ideal para las campañas electorales.

–«Es fácil amar». ¿Lo cree?

–Para mí, sí. Pero cuanto más conozco a las personas, más quiero a los animales.

–«Cantaré, cantarás» ¿A quién le canta las cuarenta?

–A los políticos, a ver si son capaces de cantar algo juntos.

–Imposible: ¿quién iba a hacer la segunda voz?