Moda

Alvarno deconstruye la moda

Alvarno deconstruye la moda
Alvarno deconstruye la modalarazon

París las reclama. Cada vez más. Eso de fichar por una casa como «Azzaro» para relanzar la alta costura exige trabajo y presencia permanente. De ahí que haya quien piense que el desfile de ayer sonó a despedida de la capital. Pero tanto Álvaro Castejón como Arnaud Maillard insisten: «Alvarno y Azzaro tienen la misma prioridad para nosotros. Es cierto que estamos saboreando las mieles de París, pero Alvarno somos nosotros, no queda atrás», comenta Álvaro. La prueba, el desfile visto ayer en el Palacio de Neptuno, que habla de un presente forjado por el buen coser y presiente un futuro donde la calidad va a más. Da fe el juego de contrastes que se vio en la pasarela, donde cada pieza buscaba ser la complementaria o la opuesta a la anterior. A saber, un «total look» negro frente a otro blanco. El estampado de uno es la transparencia del siguiente. La geometría ordenada de un vestido revierte en explosión floral del que llega justo después. Alternancia de tonos fríos y colores calientes. Blanco y negro.

Todo, en armonía, con un discurso ordenado de una moda reflexionada, que huye de los básicos facilones «low cost» para entrar en la degustación de las prendas, en saborear la moda jugando a engañar a la vista. Como la tortilla deconstruida de Adrià, pero no en la versión Thermomix que circula por las redes sociales, sino con las manos de quienes saben vender ilusión y provocar sensaciones. Eso que tiene la cocina de autor, y eso buscan también los Alvarno con su costura de autor. «Hemos cogido el patrón de un vestido para plasmarlo en otro tejido completamente distinto, dándole un tratamiento nuevo», explican sobre el menú degustación que presentaron anoche, en el que había para todos los gustos: mini, a mitad y un largo que arrastra. En la cata desaparecen las chaquetas a cambio de camisas masculinas de sastrería que dan comodidad a la mujer sin robarle sensualidad y brilla con luz propia un vestido cóctel negro con pedrería al hombro que le otorgaba el punto justo de sensualidad. Sí sobreviven al día a día los pantalones, pitillos pero, eso sí, en organza y con estampados.

La complejidad extrema llega con la presencia de un vestido geométrico con transparencias que parte de piezas con formas cuadradas plasmadas sobre la gasa para avanzar a trapezoides que se adapten a las curvas de la mujer. «Nos ha generado más de un quebradero de cabeza», comentan para, a renglón seguido, calmar a quien teme que tanta transparencia, que se convierte en una especie de tatuaje «deluxe» sobre la piel, sea traicionera: «Para la venta ya hemos probado un forro en color carne que realza incluso más», detalla Arnaud mientras da los últimos retoques a una de estas piezas que viste María Hermoso, una modelo que da sus primeros pasos en la pasarela pero que tiene pinta de dar mucho que hablar en los próximos años. Aun así, las que no se quieran arriesgar y prefieran algo más opaco, que se decanten por los vestidos en seda natural pintada, que aprovechan precisamente los patrones de las transparencias para dar forma a los «print» en cadena.

El toque barroco que siempre sobrevuela las colecciones de los Alvarno se hace presente en esta ocasión en unos bordados en oro que marcan la diferencia incluso en las camisetas de tul «strech». También llega el derroche en los complementos. Partiendo de una cartera de mano sencilla, los Alvarno echan mano de los «charms» de Pandora para empaparlas dando un efecto incluso roquero cuando se acompañan de unos guantes customizados. Especialmente ingenioso el que confeccionaron con hojas de parra. «No se van a vender, salvo que haya una apasionada que lo quiera. En ese caso, se le dará un trato personalizado», explica Arnaud. Alguna habrá.