Ilusión
Ana Obregón: de la muerte de Aless al nacimiento de su hija, por gestación subrogada
La actriz y presentadora, de 68 años, necesitaba una razón para seguir viviendo, tras el fallecimiento, hace tres años, de su hijo Aless.
Desde el fallecimiento de su hijo Aless hace tres años, el 13 de mayo del 2020, y las posteriores muertes de sus padres, a Ana Obregón se le quedó un hueco en el corazón y una pena tan grande en la mente que se sintió perdida, e incluso sola en el mundo, a pesar de que le rodeaba un círculo íntimo que se desvivía por ella. Ni el amor de sus hermanos, ni el que le profesan amigos como Susana Uribarri o Raul Castillo, Ra, incondicionales al cien por cien, conseguían aliviarla.
Hoy parece haber encontrado la ilusión perdida gracias a la gestación subrogada de un bebé, una. niña nacida en Miami (Estados Unidos). Las imágenes publicadas por la revista del saludo en su portada de este miércoles lo dicen todo. Ana saliendo del Memorial Regional Hospital de Miami con la pequeña en brazos y una cara de felicidad absoluta.
Según la información de la citada revista, la niña vino al mundo hace poco más de una semana, el 20 de marzo, dos días después de que la felicísima Ana celebrara su sesenta y ocho cumpleaños. Todo estaba programado. La española sabía que el parto se iba a producir y viajó a Miami para hacer cargo enseguida del bebé. Alquiló un apartamento con vistas al mar y el día 22 se llevó consigo a su hija, a la que, dicen, pondrá el nombre de Ana.
Los únicos que estaban al tanto de este gran proyecto de vida eran sus hermanas, Amalia y Celia, su ex pareja, Alessandro Lecquio, su representante y amiga, Susana Uribarri, y el omnipresente Ra. Nadie más. El proceso se llevó con un secretismo casi absoluto, con una inmensa discreción.
Su amigo, casi un hermano más, su fiel Ra, expresa con una simple palabra lo que siente en estos momentos: “feliz”, y sube un emoticono con un corazón ♥️ cuando le pregunto por la gestación. Es el guardián de los secretos más inconfesables de Ana Obregón, el confidente más sincero, compañero en lo bueno, pero, sobre todo, en lo malo. Fue quien ayudó a Ana a alejarse de la penumbra y el dolor, acompañándola en viajes curativos tras la muerte de Aless, y ahora comparte su felicidad con la llegada de esa niña que ya recibe un derroche de amor por parte de su nueva madre.
Recuerdo que, dos meses antes del fallecimiento de su hijo, una fuente hospitalaria me desvelaba que su hijo, enfermo de cáncer, no tenía solución, que no tardaría en irse de este mundo. Seguramente, la actriz y presentadora ya lo sabía, pero exprimió al máximo las posibilidades de alargarle la vida. Todo fue en balde. La muerte de Aless a sus 27 años se producía en mayo de 2020, y su madre se encerraba en sí misma abandonando todo tipo de actos públicos. Destrozada, sin ganas de vivir, lanzando mensajes tan duros como el de “pronto nos reuniremos allá arriba”, hacian saltar las alarmas.
Han sido tres años de difícil superación personal, de llantos inconsolables y de reclamo de cariño. Hasta que su mente le aconsejó que mitigara esa pena tan escalofriante con un nuevo nacimiento.
Ha sido un proceso muy meditado, ya tiene68 años y hacerse cargo de un nuevo hijo, quieras que no, es un riesgo. Que se sepa, Ana, en el momento de escribir estas líneas, seguía en Miami agilizando los trámites. Y, seguramente, continuará en Estados Unidos unos días más, disfrutando de esta nueva vida que la llena de amor.
A su vuelta a Madrid compartirá con los suyos su desbordante felicidad y, seguramente, organice en su casa de la lujosa urbanización madrileña de La Moraleja una fiesta a la que asistirán sus más allegados, familiares e íntimos amigos,
Elegir el nombre de Ana para la recién nacida, nos desvelan, es a modo de homenaje a sus madre, Ana María Obregón Navarro, fallecida casi un año después que Aless, recién cumplidos los 95.
Hace tres años, al “irse” Aless, su madre escribía un dramático mensaje a en sus redes sociales: “se me apagó la vida”, una simple frase que demostraba que se sentía rota por dentro, y por fuera, y que no veía la luz por culpa del dolor y el desasosiego. Ahora renace de sus cenizas ejerciendo otra vez el mejor papel de su existencia, el de una madre entregada en cuerpo y alma a esa criaturita que le devuelve las ganas de vivir intensa y pasionalmente. Bienvenida sea la nueva Ana.
✕
Accede a tu cuenta para comentar