Casas reales
Asalto al Buckingham Palace
Se supone que es uno de los sitios más seguros del mundo, pero un ladrón ha logrado burlar todas las alarmas y sistemas de seguridad consiguiendo entrar en el palacio de Buckingham. Se trata de uno de los asaltos más graves de los últimos 30 años. El criminal y un segundo individuo, que se cree que actuó como cómplice, habían elaborado un complot para robar en la residencia de la reina Isabel II. El suceso ocurrió el lunes por la noche, pero no fue hasta ayer cuando la noticia saltó a los medios de comunicación. Ambos sujetos fueron detenidos, pero más tarde se les puso en libertad condicional. Aunque continúa la investigación, la Policía recalcó que «no representan ninguna amenaza terrorista».
Sorprendidos por intrusos
El primero fue arrestado sobre las 21:20 horas después de escalar una valla de alrededor de cuatro metros y entrar en una de la habitaciones que se encuentra en un área abierta al público durante el día. Pasadas las diez de la noche, un segundo individuo fue arrestado a las afueras del palacio, acusado de conspiración en el robo. «Ningún miembro de la familia real estaba en el palacio en el momento del incidente», recalcó ayer la Policía. Todos los años, la reina y su marido, el duque de Edimburgo, se trasladan durante los meses de agosto y septiembre al palacio de Balmoral, Escocia, donde pasan sus vacaciones de verano. A pesar del incidente, el matrimonio cumplió su agenda oficial y ayer acudió a los festejos anuales de los juegos de Highland.
Desde Buckingham se negaron a hacer declaraciones sobre el suceso, aunque los expertos ya lo han calificado como una de las infracciones del sistema de seguridad más graves registradas desde que en 1982, Michael Fagan entrase en la alcoba de la mismísima Isabel II. El sujeto, un padre de familia de 31 años desempleado, se coló en los aposentos de la reina mientras ella aún estaba en la cama. Fagan, que burló a los guardas y escaló un muro y una tubería, conversó unos diez minutos con ella hasta que la soberana, que guardó la calma en todo momento, pudo dar la voz de alarma, cuando el intruso le pidió un cigarrillo y encontró una excusa para avisar a un criado.
Aparte de la jefa de Estado, otros miembros de la familia real se han visto sorprendidos en determinadas ocasiones. El caso más reciente lo protagonizaron Carlos y Camila en diciembre de 2010. Más de 20.000 personas se concentraron a las puertas de Westminster mientras los diputados votaban para subir las tasas de las matrículas. Varios grupos de encapuchados rompieron los escaparates de Oxford Street que encontraban a su paso y se enfrentaron a los agentes tirándoles incluso bolas de billar. Pero uno de los momentos más tensos se vivió cuando algunos jóvenes atacaron el coche en el que viajaban el príncipe y su esposa. El matrimonio, que se dirigía a un acto, no resultó herido, aunque el vehículo terminó con una ventana rota y varios botes de pintura. El «premier» David Cameron tachó el episodio de «lamentable».
El palacio de Buckingham está las 24 horas bajo vigilancia de guardia armada. También cuenta con un circuito cerrado de televisión y otra serie equipos de seguridad. Pero a lo largo de los años también se han colado un enfermo mental huido, un grupo de manifestantes contra las armas nucleares y varios periodistas de la prensa sensacionalista, entre ellos, Ryan Parry, del «Daily Mirror», que se hizo pasar por uno de los criados reales durante dos meses. En el castillo de Windsor, donde la reina pasa normalmente los fines de semana, también se han registrado incidentes. En 2003, el comediante Aaron Barschak logró entrar en la fiesta del 21 cumpleaños del príncipe Guillermo. El humorista desató una serie de alarmas y fue capturado gracias a las imágenes de las cámaras de seguridad antes de unirse a los 300 invitados.
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