Gente

Carmen Lomana: La alegría de cumplir...

Carmen Lomana en el concierto de Raphael
Carmen Lomana en el concierto de Raphaellarazon

Nunca he comprendido por qué a la mayoría de la gente no le gusta cumplir años y oculta los que tiene. Es la mayor estupidez que conozco. Cada año es un regalo de Dios y de la vida para seguir estando por aquí. ¿Qué querrían, no cumplir? Pues ese no me parece un buen plan.

Otra solemne tontería es no decir los años que tienes como si eso fuese a rejuvenecerte. Los míos los saben media España, nunca los oculté, y además ya se encargan todas las revistas de sociedad (enorme falta de educación) de poner tu foto y al lado los años. Eso no lo he visto en ningún otro país, quizá sea nuestro espíritu curioso y afán de criticarlo todo. De esta forma, algunos tienen un motivo más para criticarte y si estás muy bien hacer juicios de valor sin tener ni idea con la ya cansina y poco interesante frase de: «¡Uy! esa está así porque se ha operado de todo....» Ese «de todo» siempre me intriga. ¿Qué será? ¿De apendicitis? ¿Amígdalas ? ¿O sencillamente se ha hecho un corta y pega de la cabeza a los pies? Y así, creyéndoselo ellos mismos justifican sus carencias o frustraciones pensando: si yo me hiciese todo eso estaría igual de estupendo... ¿Y quién te ha prohibido que lo hagas? Los seres humanos son así de contradictorios.

La vida siempre nos está echando un pulso y no podemos dejar que nos gane. Personalmente, no tengo tiempo para envejecer, se me olvida y por eso terminaré mi vida como «adolescente terminal», título de una canción de Las Nancys Rubias que me encanta. ¡Todo está en nuestra cabeza! Por supuesto que el envejecimiento es un proceso natural pero hay formas y formas, y como decía Coco Chanel, a partir de los 40 cada uno tiene la cara que se merece. Ahí sale tu carácter, tu bondad o maldad, tu mirada, el rictus de la boca... y si tienes un carácter amargado y odioso os aseguro que no hay cirugía que lo pueda borrar.

El jueves fue mi cumpleaños. 1 de agosto. Me parece una preciosa fecha que, por cierto, me va de maravilla por mi amor al calor, a la luz y a los largos días del estío. Ser leo con ascendente leo define absolutamente mi caraácter. Generoso, extrovertido, egocéntrico, curioso. No me gusta pasar desapercibida... Como un león también soy muy ansiosa cuando tengo hambre, me bloqueo y no me interesa nada más hasta que he saciado mi hambre. Quizá sea muy primitivo pero es así. Mi fuerza de voluntad y disciplina son enormes a la hora de trabajar, de la misma forma que sé disfrutar del descanso y pasar horas sin hacer nada en modo contemplativo, muy de los leones cuando ya han cazado y se dedican a dormitar atisbando el horizonte durante horas.