Buckingham
Ausencia de Isabel II en el Armisticio
La monarca se ha perdido el acto celebrado por el Domingo del Recuerdo, uno de los eventos más importantes para ella
Crece la ansiedad en el Reino Unido después de que Isabel II, de 95 años, cancelara ayer, en el último momento, su asistencia al llamado Domingo del Recuerdo, uno de los actos más importantes para ella en el calendario. Tras casi un mes retirada de la agenda pública tras el descanso que ha tenido que llevar a cabo por prescripción médica, la soberana iba a reaparecer este domingo ante el Cenotafio, un monumento a los soldados fallecidos situado en el corazón de la capital británica. Su vuelta era de lo más esperada. Pero apenas dos horas antes de que comenzara el acto solemne, el Palacio de Buckingham comunicaba que “con gran pesar” debía cancelar su asistencia debido a un tirón en la espalda.
“La Reina, tras haber sufrido una lesión muscular en la espalda, ha decidido esta mañana, con gran pesar, que no podrá acudir al Servicio de Domingo de Recuerdo (Remembrance Sunday) en el Cenotafio”, informó un portavoz de palacio en un comunicado. La fuente oficial añadió que la monarca “está decepcionada por perderse el servicio”. “Como en años anteriores, una guirnalda se depositará en nombre de Su Majestad por el príncipe Carlos. Su Alteza Real, junto con la duquesa de Cornualles, el duque y la duquesa de Cambridge, el conde y condesa de Wessex, la princesa real y el vicealmirante Sir Tim Laurence, el duque y duquesa de Gloucester, el duque de Kent y la princesa Alexandra estarán presentes en el Cenotafio, como estaba planeado”, concluía el escueto comunicado.
Desde que cumplió los 91 años, es su primogénito, el príncipe Carlos (que ayer cumplía 73 años), quien se encarga de realizar la ofrenda floral. Pero Isabel II siempre ha estado en el balcón presidencial. La soberana, que vivió la Segunda Guerra Mundial cuando era adolescente, es la jefa de las fuerzas armadas. Para ella, este Armisticio es uno de los días más importantes de todo el año. En casi siete décadas de reinado, solo se ha perdido la ceremonia en seis ocasiones: cuatro de ellas al estar de visita en el extranjero y dos por estar en avanzado estado de embarazo.
Fuentes de Palacio habían recalcado hace días que la monarca había mostrado “su determinación” en poder asistir este año. Pero en el último momento sus planes se vieron truncados, aumentado cada vez más la preocupación ante su salud.
Tras la muerte de su marido, el duque de Edimburgo, el pasado mes de abril, lejos bajar el ritmo, Isabel II había retomado su actividad con un calendario de lo más intenso. Solo en las dos primeras semanas de octubre, tuvo 16 actos públicos. Pero el día 20 de octubre se vio obligada a cancelar un viaje a Irlanda del Norte por recomendación médica para “poder descansar durante los próximos días”. El Palacio de Buckingham quiso quitar entonces dramatismo asegurando que Isabel II “había aceptado con reticencia” el asesoramiento de los doctores y se encontraba “con buen ánimo”.
Lo que no reveló, sin embargo, en ese momento es que los servicios médicos la enviaron ese mismo miércoles a un hospital para realizar unas “investigaciones preliminares”, y la monarca acabó pasando allí la noche. Era la primera vez que se quedaba hospitalizada desde 2013, cuando sufrió una gastroenteritis. Sólo cuando la noticia fue revelada días más tarde en portada por The Sun, el tabloide más vendido del Reino Unido, fue cuando Palacio se vio obligado a confirmarla.
Desde entonces, el reposo se ha ido alargando hasta el punto de que Isabel II tuvo que cancelar su asistencia a la conferencia del clima de la ONU que terminó el pasado sábado en Glasgow. Era una de las citas diplomáticas más importantes para el Reino Unido post Brexit. Pero en su lugar, la monarca mandó un mensaje grabado a los cerca de 200 mandatarios congregados en Escocia. Ese mismo día, curiosamente, se la pudo ver conduciendo por las inmediaciones del Palacio de Windsor. ¿Mensaje subliminal de que sigue al volante?
Los que la conocen aseguran que no pasa por su cabeza la posibilidad de abdicar en su hijo. Por su fuerte devoción religiosa, asume que debe servir al país hasta su muerte. No obstante, son cada vez más las voces que plantean si ha llegado el momento de pasar el testigo.
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