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Crece la preocupación por la Reina Isabel II: la foto que alerta de sus problemas de salud

La monarca ha suspendido su presencia en varios actos oficiales por encontrarse algo indispuesta

La Reina Isabel II en una imagen de archivo
La Reina Isabel II en una imagen de archivolarazon

En las últimas semanas se ha extendido entre los ciudadanos del Reino Unido y el resto del mundo cierta preocupación por el estado de salud de la Reina Isabel II. La monarca tuvo que cancelar su asistencia a diferentes eventos, algunos tan importantes como el Día del Recuerdo, una jornada en homenaje al fin de la II Guerra Mundial a la que solo faltó cuando estaba embarazada. Desde el Palacio de Buckingham envían un mensaje tranquilizador y apuntan a que la soberana solo necesita descansar, pero la última imagen que se ha hecho pública ha vuelto a hacer saltas las alarmas.

Aunque la Reina Isabel II sigue sin aparecer en ningún acto oficial, esta semana la casa real británica ha difundido una fotografía de la monarca recibiendo en el Castillo de Windsor al general sir Nick Carter. De la instantánea han llamado la atención las amoratadas manos de la soberana, que normalmente mantiene ocultas bajo sus característicos guantes. Fuentes médicas han confirmado que puede tratarse de un problema de “sangre desoxigenada” o de “falta de circulación, piel frágil, venas expuestas, hematomas o una fuga de sangre al tejido debajo de la piel”. Una vez más, desde el Palacio de Buckingham se guarda silencio sobre este asunto e insisten en que la jefa de Estado se encuentra bien de salud.

Sin embargo, lo cierto es que la Reina Isabel II lleva más de un mes alejada de la vida pública y solo trascienden imágenes de ella trabajando desde su palaciego hogar. La preocupación por el estado de salud de la monarca afloró tras conocerse que había tenido que pasar una noche en el hospital King Edward VII para someterse a “investigaciones preliminares”.

La versión oficial insiste en que la Reina Isabel II solo necesita descansar tras un período de muchísima actividad. Después de la muerte de su esposo, el duque de Edimburgo, la monarca no solo no se tomó un tiempo para retirarse y superar el luto, sino que reforzó su agenda oficial y la llenó de actos y eventos. Ahora, es posible que ese sobresfuerzo le haya pasado factura.