Problemas

El juicio a Ghislaine Maxwell deja contra las cuerdas al príncipe Andrés

La situación no pinta nada bien para el miembro de la familia real británica tras salir a la luz la resolución de la sentencia que la condena por tráfico sexual de menores.

Ghislaine Maxwell y el Príncipe Andrés
Ghislaine Maxwell y el Príncipe AndrésGtres

El veredicto de culpabilidad contra Maxwell supone una mala noticia para el príncipe Andrés de Inglaterra. La posición del Duque de York queda, sin duda, en peor lugar que antes. La posibilidad de celebrarse un juicio contra él en Estados Unidos es cada vez más real, con la participación de un jurado alejado de la empatía hacia un monarca británico, y se suma a la incómoda situación que la sentencia de Maxwell siembra sobre la culpabilidad de más cómplices en la mayor trama de pedofilia de la historia destapada en la élite estadounidense.

Con Maxwell condenada por tráfico sexual de menores, no parece que el príncipe Andrés pueda desvincularse fácilmente de las acusaciones que Virginia Robert Giuffre, que denunció los supuestos abusos del Duque de York cuando ella era menor de edad, ha vertido sobre él. Los abogados de la realeza se preparan para enfrentar el juicio del príncipe Andrés, en el mismo Tribunal Federal de Nueva York, para defenderlo de la demanda presentada por la supuesta víctimas de sus abusos.

Virginia Roberts photographed with Prince Andrew and Ghislaine Maxwell in early 2001. Collect picture from Virginia Roberts.
Virginia Roberts photographed with Prince Andrew and Ghislaine Maxwell in early 2001. Collect picture from Virginia Roberts.La RazónLa Razón

El príncipe Andrés se enfrenta a un delicado proceso penal en Estados Unidos con todos los focos mediáticos apuntando contra él por la denuncia de abusos sexuales presentada por Virginia Roberts Giuffre, una de las víctimas menores de edad de Epstein que demandó al Duque de York por abuso sexual en al menos tres ocasiones. Abusos que supuestamente sucedieron en diversas propiedades de Epstein en Nueva York, las Islas Vírgenes y en la residencia de Ghislaine en Londres.

El príncipe Andrés confesó en una entrevista televisada en 2019 que su única vinculación con Epstein, a quien conoció en 1999, fue fruto de su larga amistad con la socialité británica. Pero la sentencia contra Maxwell la sitúa ahora como una pieza fundamental para que Epstein pudiera llevar a cabo sus planes de cometer abusos sexuales contra menores, lejos de la exculpación de haber sido una ayudante involuntaria del magnate neoyorquino acusado de tráfico sexual y abuso contra menores durante tres décadas, la socialicé británica deja con su sentencia un rastro de incertidumbre tras de sí con muchas incógnitas todavía por desvelar.

Los miembros del jurado del juicio de Ghislaine Maxwell, cuyos expertos pronosticaron en un principio que duraría meses, dictaron sentencia este jueves a última hora, apenas tres semanas después de que diera comienzo en un Tribunal Federal de Manhattan. La «madame» de Epstein fue declarada culpable y condenada a una pena de hasta 60 años de cárcel por conspirar durante más de una década, preparar y abusar sexualmente de niñas menores de edad para que el pedófilo abusara de ellas.

Ghislaine Maxwell's en una imagen reciente
Ghislaine Maxwell's en una imagen recientePeter FoleyAgencia EFE

Maxwell, de 60 años, fue declarada culpable de los cargos de tráfico sexual y otros cuatro presentados en su contra, pero absuelta del cargo de tentar a menores de edad a viajar más allá de las fronteras del lugar de residencia para forzarlas a participar en actividades sexuales delictivas.

Ghislaine Maxwell escuchó el veredicto en boca de la jueza Alison J. Nathan, «culpable de cinco de los seis cargos», escuchando quieta con atención, tocándose la cara, sirviéndose agua de la jarra y bebiendo un sorbo del vaso. Se inclinó brevemente para susurrarle algo al oído a uno de los abogados, que le respondió con una palmada en la espalda. Cuando los miembros del jurado abandonaron la sala, Maxwell desvió su mirada hacia sus hermanos, sentados en primera fila y salió veloz por la puerta, sin volver a hablar con sus abogados.

La británica, íntima de Epstein, se negó a declarar durante su propio juicio, dejando en manos de la defensa la explicación de su versión de los hechos. Sus abogados intentaron demostrar ante la Fiscalía y el jurado que las acusaciones se produjeron hace décadas, cuando las denunciantes eran menores de edad y que su memoria no era fiable porque estaba influenciada por lo publicado en la Prensa.

Además, su equipo de abogados también intentó mostrar a Maxwell como víctima de las artimañas del propio Epstein, alegando que, en ausencia del magnate y después de aparecer sin vida en la cárcel de Nueva York a la espera de ser juzgado en 2019, ella habría tenido que pagar por todas sus acciones.

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Maxwell y Epstein mantuvieron una relación sentimental en los noventa, pero consolidaron su prolongada amistad convirtiéndose en socios. Entre los negocios que se traían entre manos, ambos tejieron una red sexual de menores procedentes de familias desestructuradas, obligándolas a realizar masajes sexuales a cambio de unos cientos de dólares y abusando de ellas sexualmente en las diversas propiedades de Epstein en Nueva York, Palm Beach, Nuevo México o su isla privada de las Islas Vírgenes.

Medio centenar de víctimas, todas menores de edad cuando sucedieron los hechos, denunciaron los abusos sufridos durante décadas, pero no fue hasta 2019 que la acusación por tráfico sexual de menores se presentó por lo penal contra Epstein. Las víctimas describieron a Maxwell como una especie de mentora y hermana mayor.